viernes, 20 de enero de 2017

PARASHA SHEMOT




Los descendientes de Iaakov estaban ahora en Egipto, donde se multiplicaron. El nuevo faraón, temiendo que los israelitas se unieran a las fuerzas enemigas para derrocarlo, inició una política de opresión, reduciéndolos a la condición de esclavos. Supervisados por crueles capataces, fueron forzados a construir las fortalezas y ciudades de almacenamiento de Pitom y Raamses, en la frontera de Egipto. Sin embargo, los intentos del faraón por reducir numéricamente la población judía resultaron ineficaces, pues su tasa de natalidad aumentaba decididamente. Tomando una drástica medida, el soberano egipcio ordenó a las parteras hebreas que mataran a los niños varones en el momento de nacer. Pero las comadres desobedecieron por temor de Hashem. El fararón ordenó entonces que todo varón recién nacido fuera ahogado en el Nilo. 
Amram y Iojéved miembros de la tribu de Leví, eran padres de dos niños, Miriam y Aharón. Poco después del decreto del faraón, Iojéved dio a luz a un segundo varón. Cuando ya no pudo mantener en secreto el nacimiento de su hijo, colocó a éste en una arquilla de juncos que dejó entre las plantas de la orilla del Nilo (bajo supervisión de Miriam). La hija del faraón fue a bañarse en el Nilo, vió la arquilla y envió a una de sus servidoras a traerla. Se dio cuenta de que había en ella un niño hebreo y sintiendo piedad por él, decidió adoptarlo. Miriam se adelantó y con el permiso que le diera la princesa para buscar un ama de cría, regresó con Iojeved, bajo cuyo cuidado el niño recibió más tarde enseñanzas sobre las tradiciones de sus antepasados. El niño fue llevado al palacio real y se lo llamó Moshé, que significa: "extraído de las aguas".
Después de haber madurado, Moshé fue a encontrarse con sus hermanos israelitas y observó sus sufrimientos. Vio que un capataz egipcio golpeaba salvajemente a uno de los hebreos. No había nadie a su alrededor y Moshé, airado, mató al cruel egipcio y lo enterró en la arena. Al día siguiente Moises intervino en una disputa entre dos israelitas. Uno de ellos le preguntó en tono insultante qué derecho tenía de juzgar a los demás, y si intentaba matarlo como lo había hecho con el egipcio. Moshé comprendió, entonces, que su acción había ganado estado público y que su vida corría peligro. En consecuencia, antes de que el soberano egipcio pudiera hacerlo capturar huyó a Midian, en la región sudeste de la península de Sinai. Llegó a un pozo, donde tuvo oportunidad de proteger a las siete hijas de Itró (el conductor espiritual de Midián) de unos pastores agresivos. Fue bien recibido por Itró y trabajó como pastor de ovejas. Pronto se casó con una de sus hijas, Tziporá, que dio a luz a dos niños, Guershom y Eliezer.
Durante la estadía de Moshé en Midian el faraón había fallecido. Su sucesor continuó oprimiendo a los judíos aún con mayor severidad, y éstos clamaron por ayuda a Hashem. Mientras cuidaba las ovejas de Itró en Jorev, Moshé tuvo una visión extraordinaria: una zarza que ardía sin consumirse. en tanto Moshé observaba esa maravilla, Hashem se dirigió a él por primera vez y le ordenó que se quitara los zapatos, pues de hallaba en suelo sagrado. Luego le informó que sería el mensajero del Señor para sacar a los israelitas de Egipto y llevarlos a la Tierra Prometida. Moshé respondió que él era indigno de una tarea tan magna, pero recibió la promesade la ayuda Divina. Moshé preguntó entonces qué respuesta debería dar cuando los israelitas le preguntaran por el nombre de D-s. El Señor respondió que El podría ser revelado con la expresión Ehié asher Ehié, "Ehié, el que soy". Después le dijo a Moshé que informara a los ancianos de Israel sober la aparición de Hashem, y que ellos deberían demandar al faraón que permitiera a los israelitas ofrecer sacrificios al Señor en el desierto. El soberano se rehusaría, pero después que hubiera sido azotado por las plagas de D-s se vería forzado a ceder y los israelitas abandonarían Egipto cargados de riquezas.
Moshé arguyó que el pueblo no le creería, razón por la cual le fue otorgado el poder de obras tres milagros. Su bastón se transformaba en una serpiente cuando era arrojado al suelo. Esta, al ser tomada por la cola, volvía a su forma original. Luego Moshé recibió orden de poner la mano sobre el pecho. Cuando la retiró tenía rastros de lepra, pero al repetir el movimiento, la mano apareció nuevamente sana. Finalmente, si los israelitas no estuvieran convencidos, áun, Moshé debía verter agua del Nilo sobre tierra seca y el líquido elemento se convertiría en sangre. Moshé continuó titubeando y adujo que carecía de la necesaria capacidad oratoria. Hashem, por consiguiente, le informó que su hermano Aharón le serviría de vocero.
Moshe se encontró con el hermano en el monte Jorev y le contó todo lo que había ocurrido. Al llegar a Egipto reunieron a los ancianos de Israel y les revelaron las palabras del Señor. Después de que Moshe hubo obrado los milagros, los israelitas proclamaron sufe en que Hashem respondía a sus clamores en procura de ayuda, y todos se inclinaron para rendirle culto.
Moshe y Aharón se presentaron ante el faraón y le pidieron que permitiera a los israelitas salir a ofrecer sacrificios al Señor en el desierto, pero el soberano no sólo no accedió a esta demanda, sino que impuso decretos aún más rigurosos contra los judíos. En adelante estos deberían producir la misma cantidad de ladrillos que hasta entonces, pero no se les proveería de la paja que facilitaba su elaboración. Los capataces judíos fueron castigados porque sus cuadrillas no podían cumplir con esa tarea imposible. Sus ruegos al faraón para que se apiadaran de ellos fueron rechazados y acusaron a Moshé y Aharón de empeorar la situación. Sin embargo, en respuesta a las expresiones de frustración de Moshé, D-s le aseguró que el soberano egipcio se vería eventualmente compelido por el poder Divino a dejar a Su pueblo.
Lilmod ULelamed

EN GALEGO

Os descendientes de Iaakov estaban agora en Egipto, onde se multiplicaron. O novo faraón, temendo que os israelitas unísense ás forzas inimigas para derrocarlo, iniciou unha política de opresión, reducíndoos á condición de escravos. Supervisados por crueis capataces, foron forzados a construír as fortalezas e cidades de almacenamiento de Pitom e Raamses, na fronteira de Egipto. Con todo, os intentos do faraón por reducir numéricamente a poboación xudía resultaron ineficaces, pois a súa taxa de natalidad aumentaba decididamente. Tomando unha drástica medida, o soberano egipcio ordenou ás parteras hebreas que matasen aos pícaros varóns no momento de nacer. Pero as comadres desobedecieron por temor de Hashem. O fararón ordenou entón que todo varón recentemente nado fose afogado no Nilo. 
Amram e Iojéved membros da tribo de Leví, eran pais de dous nenos, Miriam e Aharón. Pouco despois do decreto do faraón, Iojéved deu a luz a un segundo varón. Cando xa non puido manter en segredo o nacemento do seu fillo, colocou a este nunha arquilla de juncos que deixou entre as plantas da beira do Nilo (baixo supervisión de Miriam). A filla do faraón foi a bañarse no Nilo, vió a arquilla e enviou a unha das súas servidoras a traela. Deuse conta de que había nela un neno hebreo e sentindo piedade por el, decidiu adoptalo. Miriam adiantouse e co permiso que lle dese a princesa para buscar un ama de cativa, regresou con Iojeved, baixo cuxo coidado o neno recibiu máis tarde ensinos sobre as tradicións dos seus antepasados. O neno foi levado ao palacio real e chamoullo Moshé, que significa: "extraído das augas".
Logo de madurar, Moshé foi a atoparse cos seus irmáns israelitas e observou os seus sufrimentos. Viu que un capataz egipcio golpeaba salvajemente a un dos hebreos. Non había ninguén ao seu ao redor e Moshé, airado, matou ao cruel egipcio e enterrouno na area. Ao día seguinte Moises interveu nunha disputa entre dous israelitas. Un deles preguntoulle en ton insultante que dereito tiña de xulgar aos demais, e si intentaba matalo como o fixo co egipcio. Moshé comprendeu, entón, que a súa acción gañara estado público e que a súa vida corría perigo. En consecuencia, antes de que o soberano egipcio puidese facelo capturar fuxiu a Midian, na rexión sueste da península de Sinai. Chegou a un pozo, onde tivo oportunidade de protexer ás sete fillas de Itró (o condutor espiritual de Midián) duns pastores agresivos. Foi ben recibido por Itró e traballou como pastor de ovellas. Pronto se casou cunha das súas fillas, Tziporá, que deu a luz a dous nenos, Guershom e Eliezer.
Durante a estadía de Moshé en Midian o faraón falecera. O seu sucesor continuou oprimindo aos xudeus aínda con maior severidad, e estes clamaron por axuda a Hashem. Mentres coidaba as ovellas de Itró en Jorev, Moshé tivo unha visión extraordinaria: unha zarza que ardía sen consumirse. en tanto Moshé observaba esa marabilla, Hashem dirixiuse a el por primeira vez e ordenoulle que se quitase os zapatos, pois de achaba en chan sagrado. Logo informoulle que sería o mensajero do Señor para sacar aos israelitas de Egipto e levalos á Terra Prometida. Moshé respondeu que el era indigno dunha tarefa tan magna, pero recibiu a promesade a axuda Divina. Moshé preguntou entón que resposta debería dar cando os israelitas preguntásenlle polo nome de D-s. O Señor respondeu que O podería ser revelado coa expresión Ehié asher Ehié, "Ehié, o que son". Despois díxolle a Moshé que informase aos anciáns de Israel sober a aparición de Hashem, e que eles deberían demandar ao faraón que permitise aos israelitas ofrecer sacrificios ao Señor no deserto. O soberano se rehusaría, pero despois que fose azoutado polas pragas de D-s veríase forzado a ceder e os israelitas abandonarían Egipto cargados de riquezas.
Moshé arguyó que o pobo non lle crería, razón pola cal foille outorgado o poder de obras tres milagres. O seu bastón transformábase nunha serpe cando era arroxado ao chan. Esta, ao ser tomada pola cola, volvía á súa forma orixinal. Logo Moshé recibiu orde de poñer a man sobre o peito. Cando a retirou tiña rastros de lepra, pero ao repetir o movemento, a man apareceu nuevamente sa. Finalmente, si os israelitas non estivesen convencidos, áun, Moshé debía verter auga do Nilo sobre terra seca e o líquido elemento converteríase en sangue. Moshé continuou titubeando e aduciu que carecía da necesaria capacidade oratoria. Hashem, por conseguinte, informoulle que o seu irmán Aharón serviríalle de vocero.
Moshe atopouse co irmán no monte Jorev e contoulle todo o que ocorrera. Ao chegar a Egipto reuniron aos anciáns de Israel e reveláronlles as palabras do Señor. Despois de que Moshe houbo obrado os milagres, os israelitas proclamaron sufe en que Hashem respondía aos seus clamores en procura de axuda, e todos se inclinaron para renderlle culto.
Moshe e Aharón presentáronse ante o faraón e pedíronlle que permitise aos israelitas saír a ofrecer sacrificios ao Señor no deserto, pero o soberano non só non accedeu a esta demanda, senón que impuxo decretos aínda máis rigorosos contra os xudeus. En diante estes deberían producir a mesma cantidade de ladrillos que ata entón, pero non se lles provería da palla que facilitaba a súa elaboración. Os capataces xudeus foron castigados porque os seus cuadrillas non podían cumprir con esa tarefa imposible. Os seus ruegos ao faraón para que se apiadaran deles foron rexeitados e acusaron a Moshé e Aharón de empeorar a situación. Con todo, en resposta ás expresións de frustración de Moshé, D-s aseguroulle que o soberano egipcio veríase eventualmente compelido polo poder Divino a deixar ao seu pobo.
Lilmod ULelamed


miércoles, 11 de enero de 2017

Vaieji (Bereshit 47:28 - 50:26)



Iaacov había llegado a la edad de ciento cuarenta y siete años. Se aproximaba el fin de sus días. Llamó pues, a Iosef y le hizo prometer que lo sepultara en Canaán, el lugar del eterno descanso de sus padres, y no en Egipto. Tiempo después se le informó a Iosef que Iaacov estaba enfermo y fue a visitarlo con sus dos hijos, Efraim y Menashé. Iaacov le dijo a Iosef que Efraim y Menashé serían contados entre sus propios hijos. Cada uno de ellos sería cabeza de un shévet (tribu), al igual que los hijos de Iaacov. Iosef acercó a sus hijos a Iaacov y éste los besó y abrazó.
Iaacov extendió la mano derecha y la colocó sobre la cabeza de Efraim (el más joven), y la izquierda sobre la cabeza de Menashé. Iosef pensó que era incorrecto que la mano derecha de su padre estuviera sobre la cabeza de Efraim; entonces le levantó la mano, le explicó que Menashé era el mayor y que en consecuencia, su mano derecha debía estar sobre su cabeza. Iaacov rehusó cambiar la posición, profetizando que Menashé se convertiría en una gran nación, pero que el shévet Efraim seria aún mayor
Iaacov llamó a todos sus hijos junto a su lecho, habló a cada uno de ellos y los bendijo. Estas famosas bendiciones, conocidas como "Birkat Iaacov" (bendiciones de Iaacov), están llenas de profecías sobre el futuro de cada shévet, y de descripciones de los atributos y características de cada uno de ellos.
Iaacov ordenó a todos sus hijos que lo sepultaran en la Mearat Hamajpelá, que Abraham le había comprado a Efrón. 
Iaacov terminó de dar las instrucciones a los hijos, juntó los pies en la cama y "retornó a su pueblo".
Iosef cayó sobre el padre, lloró y lo besó. Luego ordenó a los médicos que lo embalsamaran, cosa que hicieron. Los egipcios observaron duelo por Iaacov durante setenta días. Iosef recibió permiso de Faraón y él, sus hermanos y todos los miembros de sus familias, junto con los ancianos de Egipto, pudieron ir a Canaán a inhumar a Iaacov en la Mearat Hamajpelá, como él les había instruido.
A su regreso a Egipto, los hermanos de Iosef, temerosos de que éste tratara de vengarse, buscaron su perdón por las malas acciones pasadas. Sin embargo, Iosef les aseguró que no había en él ánimo de venganza, los calmó y les dijo que apoyaría a ellos y a sus hijos. 
Antes de su muerte, Iosef hizo jurar a los hijos de Israel que llevarían sus restos consigo cuando Hashem los condujera de regreso a la Tierra Prometida. 
Iosef murió a la edad de ciento diez años y su cuerpo fue embalsamado y colocado en un féretro.
Lilmod ULelamed



EN GALEGO

Iaacov chegara á idade de cento corenta e sete anos. Aproximábase o fin dos seus días. Chamou pois, a Iosef e fíxolle prometer que o sepultase en Canaán, o lugar do eterno descanso dos seus pais, e non en Egipto. Tempo despois informóuselle a Iosef que Iaacov estaba doente e foi visitalo cos seus dous fillos, Efraim e Menashé. Iaacov díxolle a Iosef que Efraim e Menashé serían contados entre os seus propios fillos. Cada un deles sería cabeza dun shévet (tribo), do mesmo xeito que os fillos de Iaacov. Iosef achegou aos seus fillos a Iaacov e este bicounos e abrazou.
Iaacov estendeu a man dereita e colocouna sobre a cabeza de Efraim (o máis novo), e a esquerda sobre a cabeza de Menashé. Iosef pensou que era incorrecto que a man dereita do seu pai estivese sobre a cabeza de Efraim; entón levantoulle a man, explicoulle que Menashé era o maior e que en consecuencia, a súa man dereita debía estar sobre a súa cabeza. Iaacov rehusó cambiar a posición, profetizando que Menashé converteríase nunha gran nación, pero que o shévet Efraim seria aínda maior
Iaacov chamou a todos os seus fillos xunto ao seu leito, falou a cada un deles e bendíxoos. Estas famosas bendicións, coñecidas como "Birkat Iaacov" (bendicións de Iaacov), están cheas de profecías sobre o futuro de cada shévet, e de descricións dos atributos e características de cada un deles.
Iaacov ordenou a todos os seus fillos que o sepultasen na Mearat Hamajpelá, que Abraham comproulle a Efrón. 
Iaacov terminou de dar as instrucións aos fillos, xuntou os pés na cama e "retornou ao seu pobo".
Iosef caeu sobre o pai, chorou e bicouno. Logo ordenou aos médicos que o embalsamaran, cousa que fixeron. Os egipcios observaron duelo por Iaacov durante setenta días. Iosef recibiu permiso de Faraón e el, os seus irmáns e todos os membros das súas familias, xunto cos anciáns de Egipto, puideron ir a Canaán a inhumar a Iaacov na Mearat Hamajpelá, como el instruír.
Ao seu regreso a Egipto, os irmáns de Iosef, medorentos de que este tratase de vingarse, buscaron o seu perdón polas malas accións pasadas. Con todo, Iosef aseguroulles que non había nel ánimo de vinganza, acougounos e díxolles que apoiaría a eles e aos seus fillos. 
Antes da súa morte, Iosef fixo xurar aos fillos de Israel que levarían os seus restos consigo cando Hashem conducíseos de regreso á Terra Prometida. 
Iosef morreu á idade de cento dez anos e o seu corpo foi embalsamado e colocado nun féretro.
Lilmod ULelamed