martes, 31 de julio de 2012

Vaetjanan Deuteronomio 3:23 -7:11)





Continuando con su crítica al pueblo, Moshé le recordó cómo rogó a Hashem Su autorización para cruzar el río Iardén (Jordán). Sin embargo, su pedido fue denegado. En cambio, se le acordó que viera la Tierra Prometida desde la cúspide del monte Pisgá, en tanto Iehoshua era designado para hacerse cargo del liderato en Eretz Israel.
Moshé instó al pueblo a observar escrupulosamente las leyes de D-s. De este modo ellos serían reconocidos por otros pueblos como una gran nación y predominarían a pesar de ser poco numerosos. Además, serían auxiliados por el recuerdo de su experiencia al pie del monte Jorev, donde habían escuchado la voz de D-s proclamando los Diez mandamientos. el Señor no se había aparecido bajo ninguna forma ni figura, y esto debería recordarle al pueblo la prohibición de hacer ídolos de cualquier tipo. En caso de que los hijos de Israel desoyesen esta advertencia en el futuro, serían exiliados y dispersados entre las naciones. Sin embargo, y aún si tal cosa ocurriese, su sincero arrepentimiento los haría ganarse la gracia y el perdón divinos.
Moshé declaró, después, a las tres ciudades de Bétzer, Ramot y Golán, al este del Iardén, como arei miklat (ciudad de refugio) para todo aquél que matase a alguien por accidente.
Moisés repitió, entonces, los Diez Mandamientos, la base del pacto de D-s con Israel. el pueblo congregado ante el monte Sinaí se sintió aterrado por los prodigios que había visto y solicitó a Moshé que le hablara en lugar de Hashem.
Moisés formuló, entonces, el Sh´má (el credo judío principal), que afirma la unidad y unicidad de D-s, al que todos deben amar, y Cuyos mandamientos deben ser transmitidos a las generaciones siguientes.
Sus leyes deben ser recordadas permanentemente por medio de un signo colocado en la mano y en la frente (los t´filín o filactelias), e inscripciones colocadas en las jambas de las puertas (mezuzá) de cada casa.
Moshé previno al pueblo que no olvidase al Señor ni siquiera cuando ya estuviese radicado en la Tierra Prometida y lograse un alto grado de prosperidad. Deberían evitar cualquier forma de idolatría, porque ella conduciría, inevitablemente, hacia su destrucción. Las futuras generaciones deberían ser instruidas en los mandamientos de D-s e informadas de Sus actos prodigiosos cuando liberó a sus ancestros de Egipto. Moshé les previno, además, acerca de los casamientos con paganos, porque ellos conducirían al abandono de Hashem. Israel es un pueblo santo al que D-s demostró Su amor librándolo de la esclavitud, y es su deber corresponderle por medio de la observancia de Sus preceptos.
Lilmod ULelamed


GALEGO

Continuando coa súa crítica ao pobo, Moshé recordoulle como rogou a Hashem A súa autorización para cruzar o río Iardén (Jordán). Con todo, o seu pedido foi denegado. En cambio, acordóuselle que vise a Terra Prometida desde a cúspide do monte Pisgá, en tanto Iehoshua era designado para facerse cargo do liderado en Eretz Israel.
Moshé instou ao pobo a observar escrupulosamente as leis de D-s. Deste xeito eles serían recoñecidos por outros pobos como unha gran nación e predominarían a pesar de ser pouco numerosos. Ademais, serían auxiliados polo recordo da súa experiencia ao pé do monte Jorev, onde escoitaran a voz de D-s proclamando os Dez mandamentos. o Señor non se había aparecido baixo ningunha forma nin figura, e isto debería recordarlle ao pobo a prohibición de facer ídolos de calquera tipo. No caso de que os fillos de Israel desoyesen esta advertencia no futuro, serían exiliados e dispersados entre as nacións. Con todo, e aínda se tal cousa ocorrese, o seu sincero arrepentimento faríaos gañarse a graza e o perdón divinos.
Moshé declarou, despois, ás tres cidades de Bétzer, Ramot e Golán, ao leste do Iardén, como arei miklat (cidade de refuxio) para todo aquel que matase a alguén por accidente.
Moisés repetiu, entón, os Dez Mandamentos, a base do pacto de D-s con Israel. o pobo congregado ante o monte Sinaí sentiuse aterrado polos prodixios que vira e solicitou a Moshé que lle falase en lugar de Hashem.
Moisés formulou, entón, o Sh´má (o credo xudeu principal), que afirma a unidade e unicidad de D-s, ao que todos deben amar, e Cuxos mandamentos deben ser transmitidos ás xeracións seguintes.
As súas leis deben ser recordadas permanentemente por medio dun signo colocado na man e na fronte (os t´filín ou filactelias), e inscricións colocadas nas jambas das portas (mezuzá) de cada casa.
Moshé preveu ao pobo que non esquecese ao Señor nin sequera cando xa estivese radicado na Terra Prometida e lograse un alto grao de prosperidade. Deberían evitar calquera forma de idolatría, porque ela conduciría, inevitablemente, cara á súa destrución. As futuras xeracións deberían ser instruídas nos mandamentos de D-s e informadas dos seus actos prodixiosos cando liberou aos seus devanceiros de Exipto. Moshé preveulles, ademais, acerca dos casamentos con pagáns, porque eles conducirían ao abandono de Hashem. Israel é un pobo santo ao que D-s demostrou O seu amor librándoo da escravitude, e é o seu deber corresponderlle por medio da observancia dos seus preceptos.
Lilmod ULelamed

miércoles, 25 de julio de 2012

Debarim (Bamidbar 1:1 -3:22)




A medida que los judíos se iban acercando a la Tierra Prometida, Moshé les reseñaba los acontecimientos y vivencias que experimentaron durante sus años de trajinar por el desierto. El rememoraba cómo ante el monte Jorev (Sinaí) D´s les había ordenado levantar el campamento y avanzar hacia su meta, la tierra de Canaán. Moshé había clamado que sin ayuda sería incapaz de soportar la carga del liderato, de modo que fueron designados jueces y administradores para auxiliarlo en el desempeño de su pesada misión. El pueblo estaba a punto de entrar en la Tierra prometida, pero fue desanimado por el informe pesimista de los meraglim (espías) y querelló contra D´s. Esta pérdida de la fe provocó el alargamiento del peregrinaje por el desierto, tiempo durante el cual murió casi toda la vieja generación.
Los israelitas habían acampado ante el monte Seír durante un tiempo prolongado. Allí se les dijo que continuaran su recorrido a través de la tierra de Edom. Sin embargo, no debían enredarse en ningún tipo de hostilidades, pues ese territorio había sido prometido a los descendientes de Eisav. Tampoco debían agredir a los habitantes de Moav, puesto que esa tierra había sido reservada para los hijos de Lot. No obstante, habían derrotado a Sión, rey de Jeshbón, quien se había rehusado a permitirles pasar a través de su territorio. La misma suerte le tocó a Og, rey de Bashán. El temor a los israelitas comenzó, entonces, a difundirse entre las naciones vecinas.
El territorio de Guilad había sido otorgado a las tribus de Reuven, Gad y parte de Menashé, con la estipulación de que se uniesen a los demás israelitas a la conquista de Canaán. Moshé animó a Iehoshúa a fin de que no temiese a las naciones que vivían en Eretz Israel.
Lilmod ULelamed


GALEGO

A medida que os xudeus íanse achegando á Terra Prometida, Moshé apuntáballes os acontecementos e vivencias que experimentaron durante os seus anos de trajinar polo deserto. O rememoraba como ante o monte Jorev (Sinaí) D´s ordenoulles levantar o campamento e avanzar cara á súa meta, a terra de Canaán. Moshé clamara que sen axuda sería incapaz de soportar a carga do liderado, de modo que foron designados xuíces e administradores para auxilialo no desempeño da súa pesada misión. O pobo estaba a piques de entrar na Terra prometida, pero foi desanimado polo informe pesimista dos meraglim (espías) e querelló contra D´s. Esta perda da fe provocou o alongamento da peregrinaxe polo deserto, tempo durante o cal morreu case toda a vella xeración.
Os israelitas acamparan ante o monte Seír durante un tempo prolongado. Alí díxoselles que continuasen o seu percorrido a través da terra de Edom. Con todo, non debían enredarse en ningún tipo de hostilidades, pois ese territorio fora prometido aos descendentes de Eisav. Tampouco debían agredir aos habitantes de Moav, posto que esa terra fora reservada para os fillos de Lot. No entanto, derrotaran a Sión, rei de Jeshbón, quen se había rehusado a permitirlles pasar a través do seu territorio. A mesma sorte tocoulle a Og, rei de Bashán. O temor aos israelitas comezou, entón, a difundirse entre as nacións veciñas.
O territorio de Guilad fora outorgado ás tribos de Reuven, Gad e parte de Menashé, coa estipulación de que se unisen aos demais israelitas á conquista de Canaán. Moshé animou a Iehoshúa a fin de que non temese ás nacións que vivían en Eretz Israel.
Lilmod ULelamed

martes, 17 de julio de 2012

Parashá Matot - Mase (Bamidbar 30:2 -36:13)



Toda promesa hecha a D-s creaba una obligación,  positiva, (por ejemplo, una contribución voluntaria al Mishcán - tabernáculo), otra negativa (abstenerse de ciertas actividades). Sin embargo, esta regla general era restringida en los casos de una promesa hecha por una mujer bajo la jurisdicción del padre o el esposo. Así, una mujer joven y soltera que vivía en la casa del padre, o una mujer que estaba a punto de casarse o que ya lo había hecho, no estaba obligada a cumplir su promesa si el padre o el esposo (según fuera el caso), la desaprobaba. Esta desaprobación debía ser expresada el mismo día en que se había enterado de la promesa, o de otro modo cargaría con la culpa por su incumplimiento. Las promesas de una viuda o divorciada creaban una obligación.
El ataque a los midianitas fue llevado a cabo por doce mil guerreros israelitas, mil por cada tribu. Iban acompañados por Pinjás, quien llevó consigo las vasijas sagradas y las trompetas para llamar a la batalla. Durante la guerra fue matado todo midianita varón, incluso los cinco reyes de Midián y Bilam Ben Beor. Los vencedores tomaron a las mujeres, los niños, el ganado y otras posesiones de los midianitas como botín. Sin embargo, Moshé los amonestó por haber dejado con vida a las mujeres, que habían sido la causa de la plaga sobre los b´nei Israel. Los soldados, habiéndose tornado impuros por su contacto con los muertos, recibieron orden de permanecer fuera del campamento durante siete días a fin de someterse a la ceremonia de purificación. Todas sus vestimentas y utensilios fueron limpiados de acuerdo con las reglas establecidas por Elazar, el Cohén Gadol (sumo sacerdote), que las había aprendido de Moshé. El botín fue dividido luego en partes iguales entre los que habían ido a la guerra, por un lado, y los restantes por el otro. Los soldados aportaron un quingentésimo de su botín para los cohanim, mientras que los no combatientes dieron un quincuagésimo de su parte a los leviím. Los guerreros que regresaban, agradecidos por no haber caído en la batalla, hicieron una ofrenda voluntaria al Mishcán, consistente en ornamentos de oro de los cuales se habían apoderado.
Las tribus de Reuvén y Gad poseían grandes rebaños de ganado y pidieron permiso para establecerse en la tierra de pasturas de Guilad, al este del Jordán. Al principio Moshé desaprobó este plan. El temía que si estas dos tribus quedaban atrás durante la conquista de Canaán, las otras tribus podrían desanimarse. Sin embargo, cuando los reuvenitas y gaditas explicaron que tenían la intención de cruzar el Jordán y luchar junto con sus compañeros judíos mientras sus familias permanecían en Guilad, Moshé cambió de opinión y encargó a Iehoshúa que se asegurara de que esa promesa fuera cumplida. De otro modo, estas tribus perderían el derecho a todo reclamo sobre su asentamiento en Guilad.
Resumen de la Parashá Maséi
Moshé registró el itinerario de los b´nei Israel a través del desierto desde el momento en que abandonaron Egipto hasta su llegada a las llanuras de Moav. En total, los israelitas habían acampado en cuarenta y dos lugares distintos durante sus cuarenta años de deambular.
Después de haber expulsado a los habitantes de Canaán, el pueblo recibió la orden de destruir todo vestigio de idolatría en ese territorio. La tierra sería distribuida por lotes den proporción a la cantidad de miembros de cada tribu. Fueron designados diez dirigentes, uno para cada una de las tribus respectivas. A ellos, juntamente con Iehoshúa y Elazar, el Cohén Gadol, se les confió la adjudicación equitativa de la tierra. Los leviím no recibieron ningún territorio. En lugar de ello se les otorgaron cuarenta y ocho ciudades a ambos lados del Jordán.
Seis de ellas, tres a cada lado de este río, fueron instituidas como arei miklat ("ciudades de refugio"), además de las otras cuarenta y dos menores. Ellas servirían de asilo para cualquier persona que hubiera matado a otra accidentalmente, permitiéndole escapar a la acción vengadora de los parientes del muerto. Luego de un asesinato accidental, el que lo hubiera perpetrado podía huir a esas ciudades de refugio, donde sería llevado ante un tribunal. Si los jueces decidían que se trataba de un caso de asesinato intencional, la persona sería entregada al vengador de la víctima (un pariente cercano). Por otra parte, cualquiera que cometiese un asesinato premeditado sería ejecutado. Asimismo, si el crimen no había sido premeditado y no tenía intención maligna, el que lo hubiera perpetrado tendría que permanecer en la ciudad de refugio hasta la muerte del Cohén Gadol. Incluso un asesinato intencional no podía ser condenado a muerte amenos que hubiera dos testigos que incriminaran al asesino. La sentencia de muerte por asesinato premeditado no podía ser conmutada por medio del pago de dinero, ni tampoco podía el asesino por accidente librarse del exilio en la ciudad de refugio con ese subterfugio.
Los dirigentes de la familia de Guilad, de la tribu de Menashé, plantearon el problema de la tierra heredada por hijas, tales como las de Tz´lofjad. Si estas hijas se casaban con miembros de otras tribus, sus propiedades se perderían para su tribu original y pasarían a las nuevas. Esto conduciría a la reducción de las posesiones de la tribu a la que perteneciesen las mujeres. El problema fue resuelto con la decisión de que en tales casos, la heredera debían casarse con un miembro de la tribu de su padre. Esto es lo que ocurrió, de hecho, en el caso de las hijas de Tz´lofjad, que se casaron con sus propios primos, pero esta norma se aplica solamente a aquella generación.
Lilmod ULelamed

 GALEGO

Toda promesa feita a D-s creaba unha obrigación, positiva, (por exemplo, unha contribución voluntaria ao Mishcán - tabernáculo), outra negativa (absterse de certas actividades). Con todo, esta regra xeral era restrinxida nos casos dunha promesa feita por unha muller baixo a xurisdición do pai ou o esposo. Así, unha muller nova e solteira que vivía na casa do pai, ou unha muller que estaba a piques de casar ou que xa o fixo, non estaba obrigada a cumprir a súa promesa se o pai ou o esposo (segundo fóra o caso), a desaprobaba. Esta desaprobación debía ser expresada o mesmo día en que se decatou da promesa, ou doutro xeito cargaría coa culpa polo seu incumprimento. As promesas dunha viúva ou divorciada creaban unha obrigación.
O ataque aos midianitas foi levado a cabo por doce mil guerreiros israelitas, mil por cada tribo. Ían acompañados por Pinjás, quen levou consigo as vasijas sacras e as trompetas para chamar á batalla. Durante a guerra foi matado todo midianita home, ata os cinco reis de Midián e Bilam Ben Beor. Os vencedores tomaron ás mulleres, os nenos, o gando e outras posesións dos midianitas como botín. Con todo, Moshé amoestounos por deixar con vida ás mulleres, que foran a causa da praga sobre os b´nei Israel. Os soldados, habéndose tornado impuros polo seu contacto cos mortos, recibiron orde de permanecer fose do campamento durante sete días a fin de someterse á cerimonia de purificación. Todas as súas vestimentas e utensilios foron limpados de acordo coas regras establecidas por Elazar, o Cohén Gadol (sumo sacerdote), que as aprendeu de Moshé. O botín foi dividido logo en partes iguais entre os que foran á guerra, por unha banda, e os restantes polo outro. Os soldados achegaron un quingentésimo do seu botín para os cohanim, mentres que os non combatentes deron un quincuaxésimo do seu parte aos leviím. Os guerreiros que regresaban, agradecidos por non caer na batalla, fixeron unha ofrenda voluntaria ao Mishcán, consistente en ornamentos de ouro dos cales apoderáronse.
As tribos de Reuvén e Gad posuían grandes rabaños de gando e pediron permiso para establecerse na terra de pasturas de Guilad, ao leste do Jordán. Ao principio Moshé desaprobó este plan. O temía que se estas dúas tribos quedaban atrás durante a conquista de Canaán, as outras tribos poderían desanimarse. Con todo, cando os reuvenitas e gaditas explicaron que tiñan a intención de cruzar o Jordán e loitar xunto cos seus compañeiros xudeus mentres as súas familias permanecían en Guilad, Moshé cambiou de opinión e encargou a Iehoshúa que se asegurase de que esa promesa fose cumprida. Doutro xeito, estas tribos perderían o dereito a todo reclamo sobre o seu asentamento en Guilad.

Resumo da Parashá Maséi

Moshé rexistrou o itinerario dos b´nei Israel a través do deserto desde o momento en que abandonaron Exipto ata a súa chegada ás chairas de Moav. En total, os israelitas acamparan en corenta e dous lugares distintos durante os seus corenta anos de deambular.
Logo de expulsar aos habitantes de Canaán, o pobo recibiu a orde de destruír todo vestixio de idolatría nese territorio. A terra sería distribuída por lotes dean proporción á cantidade de membros de cada tribo. Foron designados dez dirixentes, un para cada unha das tribos respectivas. A eles, juntamente con Iehoshúa e Elazar, o Cohén Gadol, confióuselles a adxudicación equitativa da terra. Os leviím non recibiron ningún territorio. En lugar diso outorgáronselles corenta e oito cidades a ambos os dous lados do Jordán.
Seis delas, tres a cada lado deste río, foron instituidas como arei miklat ("cidades de refuxio"), ademais das outras corenta e dous menores. Elas servirían de asilo para calquera persoa que matase a outra accidentalmente, permitíndolle escapar á acción vengadora dos parentes do morto. Logo dun asasinato accidental, o que o perpetrou podía fuxir a esas cidades de refuxio, onde sería levado ante un tribunal. Se os xuíces decidían que se trataba dun caso de asasinato intencional, a persoa sería entregada ao vengador da vítima (un parente próximo). Por outra banda, calquera que cometese un asasinato premeditado sería executado. Así mesmo, se o crime non fora premeditado e non tiña intención maligna, o que o perpetrou tería que permanecer na cidade de refuxio ata a morte do Cohén Gadol. Ata un asasinato intencional non podía ser condenado á morte amenos que houbese dúas testemuñas que incriminasen ao asasino. A sentenza de morte por asasinato premeditado non podía ser conmutada por medio do pago de diñeiro, nin tampouco podía o asasino por accidente librarse do exilio na cidade de refuxio con ese subterfugio.
Os dirixentes da familia de Guilad, da tribo de Menashé, expuxeron o problema da terra herdada por fillas, talles como as de Tz´lofjad. Se estas fillas casaban con membros doutras tribos, as súas propiedades perderíanse para a súa tribo orixinal e pasarían ás novas. Isto conduciría á redución das posesións da tribo á que pertencesen as mulleres. O problema foi resolto coa decisión de que en tales casos, a herdeira debían casar cun membro da tribo do seu pai. Isto é o que ocorreu, de feito, no caso das fillas de Tz´lofjad, que casaron cos seus propios curmáns, pero esta norma aplícase soamente a aquela xeración
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Lilmod ULelamed

martes, 10 de julio de 2012

Pinjas (Bamidbar 25:10 -30:1)




Como recompensa por el celo puesto en la defensa del honor de Hashem, Pinjás, recibió la promesa de que la kehuná (sacerdocio) sería retenida por sus descendientes.
Los israelitas recibieron orden de prepararse para una guerra ofensiva contra los midianitas, quienes habían sido responsables de su degradación. Antes que esto ocurriera, Moshé y Elazar recibieron instrucciones de realizar un nuevo censo de la población (el anterior había sido hecho treinte y ocho años antes). Ahora que la conquista de Canaán estaba a la vista, era imprescindible que Moshe constatara no sólo el número de hombres capacitados y disponibles para la guerra, sino también de integrantes de cada tribu. Esto resultaba necesario como base para la justa división de la Tierra Prometida entre las tribus. La cantidad total de israelitas varones mayores de veinte años, es decir, sujetos a servicio militar, ascendió a seiscientos siete mil setecientos treinta. La extensión de la tierra a adjudicar a cada tribu debía ser proporcional a la cantidad de sus miembros y su ubicación geográfica sería resuelta por sorteo. Los leviím, que no participaban en la división de la tierra, fueron contados separadamente..
Tz"lofjad, miembro de la tribu de Menashé, había muerto en el desierto, dejando cinco hijas, pero ningún varón. Surgió entonces la cuestión de si las cinco hijas podían recibir la herencia del padre; de no ser así, la porción de tierra que hubiera recibido Tz"lofjad pasaría a otras manos. El caso fue llevado ante Moshé, quien lo sometió a la consideración de D´s. El dictamen final fue que si una persona no dejaba hijos, sus hijas tenían derecho a la herencia. Además, si alguien moría sin dejar descendencia, su propiedad pasaría a sus hermanos sobrevivientes o, si no lo había, a su pariente más cercano. De este modo se estableció el principio de que el título sobre la tierra debía permanecer dentro de la familia.
Hashem ordenó a Moshé que ascendiera a la montaña de Avarim, desde donde podía ver la Tierra Prometida. Sabiendo que estaba próximo el fin de sus días, Moshé manifestó preocupación por el bienestar del pueblo en el futuro y solicitó que fuera nombrado su sucesor. D´s respondió que Iehoshúa Ben Nun asumiría el liderazgo. Moshé debía colocar sus manos sobre él para simbolizar la transferencia de autoridad. pero , a diferencia de Moshé, que había recibido instrucciones directamente del Todopoderoso, Iehoshúa sería guiado por Elazar, el Sumo Sacerdote, quien a su vez consultaría al Altísimo por medio de los Urim y Tumim.
Se recordó al pueblo que debería continuar ofrendando sus sacrificios cuando entrara en Canaán. En consecuencia, fue dada una descripción detallada de los sacrificios públicos matutinos y vespertinos, además de los correspondientes a las distintas festividades.


GALEGO



Como recompensa polo celo posto na defensa da honra de Hashem, Pinjás, recibiu a promesa de que a kehuná (sacerdocio) sería retida polos seus descendentes.
Os israelitas recibiron orde de prepararse para unha guerra ofensiva contra os midianitas, quen foran responsables da súa degradación. Antes que isto ocorrese, Moshé e Elazar recibiron instrucións de realizar un novo censo da poboación (o anterior fora feito treinte e oito anos antes). Agora que a conquista de Canaán estaba á vista, era imprescindible que Moshe constatase non só o número de homes capacitados e dispoñibles para a guerra, senón tamén de integrantes de cada tribo. Isto resultaba necesario como base para a xusta división da Terra Prometida entre as tribos. A cantidade total de israelitas homes maiores de vinte anos, é dicir, suxeitos a servizo militar, ascendeu a seiscentos sete mil setecentos trinta. A extensión da terra a adxudicar a cada tribo debía ser proporcional á cantidade dos seus membros e a súa localización xeográfica sería resolta por sorteo. Os leviím, que non participaban na división da terra, foron contados separadamente..
Tz"lofjad, membro da tribo de Menashé, morrera no deserto, deixando cinco fillas, pero ningún home. Xurdiu entón a cuestión de se as cinco fillas podían recibir a herdanza do pai; de non ser así, a porción de terra que recibise Tz"lofjad pasaría a outras mans. O caso foi levado ante Moshé, quen o someteu á consideración de D´s. O ditame final foi que se unha persoa non deixaba fillos, as súas fillas tiñan dereito á herdanza. Ademais, se alguén morría sen deixar descendencia, a súa propiedade pasaría aos seus irmáns sobrevivientes ou, se non o había, ao seu parente máis próximo. Deste xeito estableceuse o principio de que o título sobre a terra debía permanecer dentro da familia.
Hashem ordenou a Moshé que ascendese á montaña de Avarim, desde onde podía ver a Terra Prometida. Sabendo que estaba próximo o fin dos seus días, Moshé manifestou preocupación polo benestar do pobo no futuro e solicitou que fose nomeado o seu sucesor. D´s respondeu que Iehoshúa Ben Nun asumiría o liderado. Moshé debía colocar as súas mans sobre el para simbolizar a transferencia de autoridade. pero , a diferenza de Moshé, que recibira instrucións directamente do Todopoderoso, Iehoshúa sería guiado por Elazar, o Sumo Sacerdote, quen á súa vez consultaría ao Altísimo por medio dos Urim e Tumim.
Recordouse ao pobo que debería continuar ofrendando os seus sacrificios cando entrase en Canaán. En consecuencia, foi dada unha descrición detallada dos sacrificios públicos matutinos e vespertinos, ademais dos correspondentes ás distintas festividades

Lilmod ULelamed

jueves, 5 de julio de 2012

Balak (Bamidbar 22:2 -25:9)




Balak, rey de Moav, vió con angustia la victoria de los israelitas sobre los emoritas. Temiendo una invasión a su propio reino, concertó una alianza con sus antiguos enemigos, los midianitas. Luego envió mensajeros a Bilam, de Petor, un famoso hechicero, para solicitarle que maldijera a los israelitas. Bilam pidió a la delegación que se quedara con él toda la noche para darle tiempo de consultar a D´s si podía cumplir con el pedido. Durante la noche fue advertido por el Señor que no fuera con los enviados, de modo que los envió de regreso.
Pensando que una invitación más tentadora resultaría efectiva, Balak envió una segunda delegación, más numerosa y de mayor prestigio, que ofreció a Bilam grandes honores y recompensas si cooperaba. El hechicero, obviamente motivado por su codicia personal, le pidió que permanecieran con él hasta que pudiera recibir nuevamente las instrucciones de Hashem.
Esta vez recibió autorización para ir, pero a condición de que hablara solamente como el Señor le indicara. Balak encontró a Bilam en la orilla del Río Arnón y lo llevó a una ciudad cercana para asistir a una fiesta en su honor. Al Dia siguiente llevó a Bilam a una colina sagrada para los adoradores del Baal, desde donde podía ver parte del campamento israelita. Después, Bilam y Balak sacrificaron un carnero y un buey en cada uno de los siete altares, y Bilam le dijo a Balak que permaneciera cerca de al ofrenda ardiente mientras él se retiraba para consultar a D´s. A su regreso pronunció su primer discurso: "¿Por qué he de maldecir yo al que D´s no maldijo?", preguntó. "...He aquí un pueblo que habitará solitario y no será considerado entre las naciones".
Disgustado por la inesperada alabanza que hizo Bilam de los israelitas, Balak lo llevó a la cima del monte Pisgá esperando resultados diferentes. Pero una vez más Bilam decepcionó a Balak al declarar que Hashem no quebraría Su promesa de bendecir a Israel y que ningún tipo de magia prevalecería sobre ese pueblo. Balak, desesperado, pidió a Bilam que desistiera de maldecir o bendecir a los israelitas. Antes de partir, sin embargo, Bilam predijo la soberanía de Israel y la condena de Moav, Edom, Amalek y demás enemigos del pueblo judío.
Luego, los israelitas acamparon en Shitim. Allí, las mujeres paganas de Moav, aconsejadas por Bilam, tentaron a los israelitas a unirse a ellas en al adoración de Baal  y participar en una orgía idolátrica e inmoral. Moshe sentenció a muerte a los pecadores y una plaga se difundió entre la congregación. Pinjas, el hijo de Elazar, el Cohén Gadol, presenció un acto flagrante de inmoralidad entre un israelita y una mujer midianita. Defendiendo fanáticamente las leyes del Señor, ejecutó a ambos pecadores. La plaga cesó sólo después que hubieron perecido veinticuatro mil miembros de la congregación.








Lilmod uLelamed