Parashá
Vaiakhel
Moshé
transmitió a los bnei Israel los detalles de las órdenes del Señor
relativas al Santuario y sus contenidos, pero primero enfatizó la santidad del
Shabat, durante cuyo transcurso está prohibido efectuar cualquier trabajo.
Cuando se les pidió que contribuyeran al fondo de construcción del Santuario,
los benei Israel respondieron muy generosamente y cada individuo donó
todo lo que pudo. Las mujeres capacitadas tejieron el material de lino. Los
príncipes de cada tribu ofrecieron piedras preciosas para el pectoral, así como
también aceite y especias para el incienso. Algunas mujeres donaron incluso sus
espejos de cobre bruñido para la jofaina y su jarra.
Moshé hizo
especial mención del hecho de que Hashem había elegido a Betzalel, de la tribu
de Iehudá, un hombre sabio, comprensivo y de experiencia, para supervisar los
detalles de la construcción. Fue ayudado por Oholiav, de la tribu de Dan, que
eran un grabador y tejedor talentoso.
Las
contribuciones para la construcción del Santuario fueron tan abundantes, que
los trabajadores llegaron a informar que tenían más material del que
necesitaban. Pronto, sección por sección, el Santuario y su contenido
comenzaron a tomar forma. Se pidió entonces al pueblo que interrumpiera las
donaciones.
Parashá
Pekudei
Por orden de
Moshé fueron calculados los gastos totales de la construcción del Santuario. La
obra fue inspeccionada y aprobada por él mismo, que luego bendijo al pueblo por
su aporte a ese magnífico logro.
El primer día
del mes de Nisán, casi un año después de la partida de los judíos de Egipto,
fue erigido el Mishkán bajo la supervisión personal de Moshé, y los
elementos fueron dispuestos en su interior en el orden prescripto.
Una nube cubría
el Mishcán, que estaba rodeado por la gloria de Hashem. Cada elevación
de la nube indicaba el deseo de D-s de que los israelitas continuarán su viaje.
Lilmod ULelamed
GALEGO
Parashá Vaiakhel
Moshé transmitiu aos bnei Israel os detalles das ordes do Señor
relativas ao Santuario e os seus contidos, pero primeiro enfatizó a
santidade do Shabat, durante cuxo transcurso está prohibido efectuar
calquera traballo. Cando se lles pediu que contribuísen ao fondo de
construción do Santuario, os benei Israel responderon moi generosamente e
cada individuo doou todo o que puido. As mulleres capacitadas teceron o
material de lino. Os príncipes de cada tribo ofreceron pedras preciosas
para o pectoral, así como tamén aceite e especias para o incienso.
Algunhas mulleres doaron ata os seus espellos de cobre bruñido para a
jofaina e a súa jarra.
Moshé fixo especial mención do feito de que Hashem elixira a Betzalel,
da tribo de Iehudá, un home sabio, comprensivo e de experiencia, para
supervisar os detalles da construción. Foi axudado por Oholiav, da tribo
de Dan, que eran un grabador e tejedor talentoso.
As contribucións para a construción do Santuario foron tan abundantes,
que os traballadores chegaron a informar que tiñan máis material do que
necesitaban. Pronto, sección por sección, o Santuario e o seu contido
comezaron a tomar forma. Pediuse entón ao pobo que interrompese as
donaciones.
Parashá Pekudei
Por orde de Moshé foron calculados os gastos totais da construción do
Santuario. A obra foi inspeccionada e aprobada por el mesmo, que logo
bendixo ao pobo polo seu aporte a ese magnífico logro.
O primeiro día do mes de Nisán, case un ano logo da partida dos xudeus
de Egipto, foi erigido o Mishkán baixo a supervisión persoal de Moshé, e
os elementos foron dispostos no seu interior na orde prescripto.
Unha nube cubría o Mishcán, que estaba rodeado pola gloria de Hashem.
Cada elevación da nube indicaba o desexo de D-s de que os israelitas
continuarán a súa viaxe.
Lilmod ULelamed