jueves, 14 de noviembre de 2013

Vaishlaj (Genesis 32:4 - 36:43)




En el viaje de regreso a su hogar, temiendo por la seguridad de su familia, Iaakov envió mensajeros al hermano con una propuesta conciliatoria, pero ellos volvieron con la noticia de que Eisav se estaba aproximando con cuatrocientos hombres armandos. Iaakov temía ahora que Eisav tratara de llevar a cabo su intención de matarlo (ver parashat Toldot). Preparándose para lo peor, dividió a la gente y sus bienes en dos campamentos. De esta forma, si un campamento era atacado, la gente del otro tendría oportunidad de escapar. Iaakov eligió ese momento de gran temor para rogarle a Hashem que lo salvara de las manos de su hermano. También envió a Eisav una cantidad de valiosos regalos, confiando en apaciguarlo.
Iaakov llevó a sus esposas e hijos y los ayudó a cruzar el vado de Iabok. Luego supervisó el paso de todas sus pertenencias. Cuando se disponía a cruzar aparecío un individuo que comenzó a luchar con él, y ambos estuvieron forcejeando hasta la madrugada. Este individuo, que según explican Jazal, era, efectivamente, el ángel que represtna a Eisav y sus descendientes en el cielo, no pudo vencer a Iaakov, pero consiguió herirlo en un muslo. Iaakov logró sujetarlo y rehusó liberarlo hasta que recibiera de él una bendición. Su deseo le fue concedido: el ángel lo bendijo y le aseguró que de allí en adelante sería conocido por el nombre de Israel. Este cojeaba al alejarse del lugar en que había tenido lugar la lucha. Es por esta razón que hasta hoy en día no comemos el guid hanashé (tendón del muslo) de ningún animal.
Cuando Iaakov vio a Eisav aproximarse junto con sus seguidores ubicó a cada hojo cerca de su respectiva madre. Primero fueron Bilha y Zilpa y sus hijos. Luego, Lea y sus niños y, finalmente, Rajel y Iosef. El propio Iaakov se acercó a Eisav al frente de su familia, inclinándose siete veces durante el camino. Fue entonces cuando courrió un milagro. Eisav, al contemplar toda la escena y ver a Iaakov haciendole reverencia, se sintío muy conmovido, corrió hacia su hermano y lo besó. Los dos comenzaron a llorar: la promesa de D-s sobre la seguridad durante el viaje de regreso se había cumplido.
Iaakov se seaparó del hermano y llegó a Shjem. Allí compró tierra, alzó su tienda y construyo un altar en agradecimiento al Señor.
El príncipe de Shejem secuestró a Dina y la obligó a vivir con él. Ninguno en Shjem protestó por esta conducta inhumana. Shimón y Leví fueron a la ciudad, rescataron a su hermana y luego castigaron al culpable, a todos los cómplices y a los que habiendo podido ayudar a Dina, no lo hicieron.
Por mandato de D-s, Iaakov regresó a Bet-El, donde construyó de nuevo un altar como expresión de gratitud al Señor, Quien se le apareció y le renovó Su promesa de darle la tierra a él y a sus descendientes. Iaakov vertió luego vino y aceite sobre el altar que había erigido en su viaje a la casa de Laván (ver parashat Vaietzé).
Cuando la familia hubo abandonado Bet-El y estuvo cerca de Bet-Léjem, murío Rajel al dar a luz a Biniamin. Fue sepultada allí y Iaakov erigió un monumento sobre su tumba. Finalmente, Iaakov llegó a Jevrón, donde se reunío con su padre. Itzjak murió a la edad de ciento ochenta años y fue sepultado por sus hijos Eisav y Iaakov.
Eisav se había convertido en un hombre muy rico y no había suficiente tierra en Canaán para sus rebaños y los de Iaakov. En consecuencia, Eisav se reasentó con su familia en el monte Seir, en Edom, una tierra que sus descendientes habitaron por muchos años.
Lilmod ULelamed

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Vaietze (Genesis 28:10 - 32:3)




En su viaje desde Beer Sheva hasta Jarán, Iaakov llegó hasta el monte de Moriá y durmió allí toda la noche. En una visión entre sueños observó ángeles que ascendían y descendían por na escalera apoyada sobre la tierra, cuya parte superior llegaba hasta el cielo. Hashem apareció entonces ante Iaakov y le prometió quela tierra sobre la que estaba descansando le sería entregada a él y a sus descendientes, y que él retornaría a su hogar bajo Su protección. Al despertar, Iaakov ungió y consagró la piedra que había colocado bajo su cabeza como un altar a D-s. Prometió que cuando regresara al hogar de su padre ofrecería al Señor un décimo de todas las posesiones que El le otorgara y que regresaría a rezarLe en el altar recientemente consagrado.
Iaakov llegó a un pozo de agua en un campo situado en los umbrales de Jarán. Observó que tres rebaños de ovejas y sus pastores se habían concentrado alrededor del pozo y estaban sentados, ociosos. Iaakov se acercó a ellos y les preguntó: "¿De dónde son uds.?"
"Somos de Jarán", fue la respuesta
"¿Conocen a Lavan, el hojo de Najor?", continuó Iaakov.
"Lo conocemos. Y allí esta Rajel, su hija, viviendo con las ovejas", señalo uno de los pastores.
"El día es largo aún; no es momento de reunir a las ovejas. ¿Por qué no les dan uds. agua y las llevan a pastorear al campo?", preguntó Iaakov.
"No podemos, hasta que no se reúnan los rebaños y todos los pastores juntos hagamos rodar la piedra de encima del pozo. Recíen entonces podremos darles agua a las ovejas", explicaron los pastores.

Mientras estaban conversando, Rajel se acercó con las ovejas de su padre. Cuando Iaakov la vio se acercó al pozo, hizo rodar la pesada piedra con una sola mano y le dio de beber a las ovejas de Laván.
Entonces dio a conocer a Rajel su relacion familiar. Ella fue presurosa a avisarle al padre la llegada del visitante. Lavan dio la bienvenida a Iaakov, quien estuvo de acuerdo en trabajar para él como pastor durante siete años, para poder casarse con Rajel, de quien se había enamorado. Lavan consintió, pero después que los siete años hubieron transcurrido, engaño a Iaakov sustituyendo a Rajel por Lea bajo el palio nupcial. Su excusa por esta engañosa maniobra fue que Lea era mayor y, en consecuencia, debía casarse primero. Iaakov no tuvo alternativa y aceptó la situación. Poco después se casó también con Rajel, pero bajo la condición de que trabajara otros siete años para Laván.
Hashem vio que Lea no era tan bien queria como Rajel. Por lo tanto, hizo que aquella tuviera hijos, en tanto que Rajel permanecía estéril. Aquella dio a luz a los primeros cuatro hijos de Iaakov: Reuvén, Shimón, Leví y Iehudá. Rajel, al no tener hijos, siguió el ejemplo de la abuela de Iaakov, Sará, y le ofreció a Iaakov su sirvienta Bilha como esposa. Bilha le dio a Iaakov sus dos hijos siguientes, Dan y Naftalí.
Lea observó que había dejado de tener hijos y tambíen le dio a Iaakov su sirvienta Zilpa como esposa. Zilpa concibió a Gad y Asher. La propia Lea dio a luz a dos hijos, Isajar y Zevulún. Tambíen fue madre de una hija llamda Dina. Luego Hashem recordó a Rajel, escuchó sus plegarias y dispuso que engendrara a otro hijo, al que llamó Iosef.
Con la ayuda de Hashem, Iaakov se convirtió en un hombre muy rico. Al advertir los celos de los hijos de Laván y la actitud fría de éste, decidió que era tiempo de abandonar el lugar. En ausencia de Laván, Iaakov tomó a a sus esposas, sus hijos y sus rebaños y emprendió viaje rumbo a su hogar. Antes de que salieran, Rajel, sin que Iaakov lo supiera, robó los ídolos del padre. Ella suponía que de esta forma evitaría que practicara la idolatría. Tres días más tarde, Lavan fue informado de la partida de Iaakov, salió a perseguirlo y lo alcanzó en la montañas de guilad. Hashem se apareció ante Laván en la noche durante un sueño, y le advirtió que no tratara de influir sobre Iaakov pra que regresara a Jarán. Laván echó en cara a su yerno el haber partido tan precipitadamente y lo acusó de robar los ídolos. Iaakov negó el robo pues ignoraba que Rajel era culpable, y declaró que cualquiera que hubiera robado los ídolos moriría. Lavan conmenzo una busqueda metódica entre todas las pertenencias de Iaakov, pero Rajel los habían escondido bien yla busqueda de Lavan resultó infructuosa. Entonces Iaakov y Lavan se separaron despues de cerrar un acuerdo de paz.
Iaakov y su comitiva continuaron su camino. En su viaje el patriarca encontró angeles del Señor en un lugar al que denomió Majanaim (grupos).
En esta parasha se menciona el nacimiento de los shvatim (tribus). Ellos son : Reuven, Shimon, Leví, Iehuda, Isajar, Zevulun, Dan, Naftalí, Gad, Asher, y Iosef. El nacimiento de Biniamin es mencioando en la parashat Vaishlaj.
Lilmod ULelamed

viernes, 9 de agosto de 2013

Parashá Shoftim(Deuteronomio 16:18 -21:9)




Moshé procedió a repasar las normas necesarias para asegurar las condiciones de una sociedad civilizada. En cada ciudad debían nombrarse jueces y funcionarios locales, y la justicia debía ser administrada correcta e imparcialmente. En consecuencia, un juez tenía prohibido mostrar parcialidad o aceptar sobornos. Si un juez local encontrara un caso muy difícil de resolver, debía derivarlo a una autoridad superior, es decir, a los cohanim y la Suprema Corte, con asiento en el Santuario. Su decisión era definitiva y la negativa a acatarla podía ser castigada con la muerte.
El pecado de idolatría, determinado luego de una amplia investigación, era castigado con la muerte por apedreamiento. El acusado no podía ser condenado por el testimonio de un solo testigo. Se requerían por lo menos dos, los cuales eran los primeros en llevar a cabo la ejecución.
Moshé vaticinó que llegaría el tiempo en que los judíos desearían que los gobernara un rey, como ocurría con otras naciones. Cuando esto sucediera, el rey debería ser un israelita nativo elegido por D-s. No debería abusar de su poder para acopiar muchos caballos, mantener un harén o acumular grandes riquezas, y tendría que escribir una copia de la Torá, de modo que fuera temeroso de D-s y observante de la Ley.
Después de enumerar los presentes que debían recibir los sacerdotes para su sostén, Moshé dispuso que si un cohén de otra ciudad llegara al Santuario, se le permitiría oficiar junto con los demás cohanim y obtener parte de los obsequios que estos recibían.
La Torá prohíbe todas las formas de superstición y "magia" practicadas por un adivino. Israel no tenía necesidad de recurrir a tales trucos pues el Señor le proveería de inspirados profetas surgidos de entre los propios israelitas. Ellos debían comunicarles la voluntad de D-s. Los falsos profetas que hablaran en nombre de ídolos debían ser castigados con la muerte. El falso vidente podía ser descubierto al no cumplirse sus predicciones.
La remoción de un mojón para ampliar una propiedad era considerada robo. Antes de que alguien pudiera ser convicto de un crimen, su acto criminal debían ser confirmado por dos testigos, por lo menos. Si se descubría que un testigo había levantado falso testimonio, debía recibir el castigo destinado a la víctima inocente.
Los israelitas no debían atemorizarse antes de entrar en batalla contra un enemigo poderoso, pues el Señor los protegería. Tres categorías de hombres estaban exceptuados del servicio militar: el que recién habían construido una casa y aún no la había inaugurado; el que habían plantado un viñedo pero no había alcanzado a disfrutar de su producción, y el recién casado.
Antes de atacar una ciudad hostil, Israel debía tratar de negociar una entrada pacífica, en cuyo caso los habitantes se convertirían en sus subordinados. Sólo si este intento pacífico fracasara, podía emprenderse la guerra. Si Israel venciese, todos los hombres del ejército enemigo serían ejecutados, pero sus mujeres e hijos serían dejados con vida. No debían destruirse los árboles frutales durante un asedio si había otros alimentos disponibles, a fin de que continuaran beneficiando a los nuevos habitantes de la ciudad conquistada.
Si se encontraba en el campo el cuerpo de una persona asesinada y no se podía descubrir al asesino, la responsabilidad por el asesinato recaía sobre la ciudad más cercana a la escena del crimen. Como expiación, los jueces y ancianos de la ciudad, actuando en nombre de los demás habitantes, debían sacrificar una vaca joven en un valle no cultivado por el que pasaba una corriente de agua. Entonces debían lavarse las manos en presencia de cohanim, atestiguar que de ningún modo eran responsables por el asesinato y rezar solicitando el perdón del Señor.
Lilmod ULelamed

jueves, 1 de agosto de 2013

Parashá Ree (Deuteronomio 11:26 – 16:17)


Nos adentramos en el libro de Deuteronomio, Devarim. Moshé, en la antesala de su muerte sigue recordando, resumiendo, contando a la generación que está por ingresar a Israel, la tierra prometida.
   Dentro de los numerosos temas que abarca esta Parashá quisiera puntualizar al menos dos. D´s promete al pueblo que ingresará a la tierra de Canaán, Israel. Y les dice “No vinieron hasta aquí, a descansar ni a recibir plácidamente la tierra que D´s te da” Deuteronomio Cap. 12 Vers. 9. Es decir podemos pensar que al ser el pueblo elegido, y al recibir e  ingresar a la tierra prometida, sólo tenemos privilegios. O que serlo y recibirla son un fin en sí mismo.
El objetivo de haber salido de Egipto, fue recibir la Torá e ingresar a Israel, pero con objetivos mucho más simples y ambiciosos. Comprometernos con nuestra ley, identidad, humanidad. Si no cumplimos con lo anterior entonces no nos vamos a asentar en nuestra tierra a perpetuidad, ni con seguridad. Llevado a nuestros días, el Estado de Israel, nuestra Mediná, de la cual sentimos profundo orgullo, no es un fin en sí mismo, sino un medio para que podamos “letakén olam vemaljut shadai”, mejorando el mundo comprometidos con D´s, es decir con nosotros mismos, y con nuestra identidad. Obviamente es un sueño hecho realidad, sobre el cual cantamos en el Hatikva.
Nuestra existencia, nuestra comunidad, nuestro Israel, son una bendición. Debemos ser conscientes de lo que tenemos. Pero mucho más aun de para qué lo tenemos o lo añoramos durante tanto tiempo.
Tenemos una misión. Nuestra mera existencia no es el fin. Vivamos seguros, seguros de comprometernos por un país mejor, una comunidad más viva, un Israel ejemplo para las naciones, un mundo más justo. Esa seguridad es la que nos exige nuestra Torá, D´s.
Somos responsables de cumplirla.

Rab Dr. Fabián Zaidemberg

GALEGO

Penetrámonos no libro de Deuteronomio, Devarim. Moshé, na antesala da súa morte segue recordando, resumindo, contando á xeración que está por ingresar a Israel, a terra prometida.
Dentro dos numerosos temas que abarca esta Parashá quixese puntualizar polo menos dúas. D´s promete ao pobo que ingresará á terra de Canaán, Israel. E dilles ?Non viñeron ata aquí, a descansar nin a recibir plácidamente a terra que D´s dáche? Deuteronomio Cap. 12 Vers. 9. É dicir podemos pensar que ao ser o pobo elixido, e ao recibir e ingresar á terra prometida, só temos privilexios. Ou que selo e recibila son un fin en si mesmo.
O obxectivo de saír de Egipto, foi recibir a Torá e ingresar a Israel, pero con obxectivos moito máis simples e ambiciosos. Comprometernos coa nosa lei, identidade, humanidade. Si non cumprimos co anterior entón non nos imos a asentar na nosa terra a perpetuidad, nin con seguridade. Levado aos nosos días, o Estado de Israel, a nosa Mediná, da cal sentimos profundo orgullo, non é un fin en si mesmo, senón un medio para que podamos ?letakén olam vemaljut shadai?, mellorando o mundo comprometidos con D´s, é dicir connosco mesmos, e coa nosa identidade. Obviamente é un soño feito realidade, sobre o cal cantamos no Hatikva.
A nosa existencia, a nosa comunidade, o noso Israel, son unha bendición. Debemos ser conscientes do que temos. Pero moito máis aínda de para que o temos ou o añoramos durante tanto tempo.
Temos unha misión. A nosa mera existencia non é o fin. Vivamos seguros, seguros de comprometernos por un país mellor, unha comunidade máis viva, un Israel exemplo para as nacións, un mundo máis xusto. Esa seguridade é a que nos esixe a nosa Torá, D´s.
Somos responsables de cumprila.



PORTUGUES


Nos adentramos no livro de Deuteronomio, Devarim. Moshé, na antessala de sua morte segue recordando, resumindo, contando à geração que está por ingressar a Israel, a terra prometida.
Dentro dos numerosos temas que abarca esta Parashá quisesse puntualizar ao menos duas. D´s promete ao povo que ingressará à terra de Canaán, Israel. E diz-lhes ?Não vieram até aqui, a descansar nem a receber placidamente a terra que D´s te dá? Deuteronomio Cap. 12 Vers. 9. Isto é podemos pensar que ao ser o povo eleito, e ao receber e ingressar à terra prometida, só temos privilégios. Ou que o ser e a receber são um fim em si mesmo.
O objectivo de ter saído de Egipto, foi receber a Torá e ingressar a Israel, mas com objectivos bem mais simples e ambiciosos. Comprometer-nos com nossa lei, identidade, humanidade. Se não cumprimos com o anterior então não nos vamos assentar em nossa terra a perpetuidad, nem com segurança. Levado a nossos dias, o Estado de Israel, nossa Mediná, da qual sentimos profundo orgulho, não é um fim em si mesmo, senão um médio para que possamos ?letakén olam vemaljut shadai?, melhorando o mundo comprometidos com D´s, isto é conosco mesmos, e com nossa identidade. Obviamente é um sonho feito realidade, sobre o qual cantamos no Hatikva.
Nossa existência, nossa comunidade, nosso Israel, são uma bênção. Devemos ser conscientes do que temos. Mas bem mais ainda de pára que o temos ou o sentimos falta durante tanto tempo.
Temos uma missão. Nossa mera existência não é o fim. Vivamos seguros, seguros de comprometer-nos por um país melhor, uma comunidade mais viva, um Israel exemplo para as nações, um mundo mais justo. Essa segurança é a que nos exige nossa Torá, D´s.
Somos responsáveis de cumprí-la.

Rab Dr. Fabián Zaidemberg

miércoles, 24 de julio de 2013

Ekev (Deuteronomio 7:12 - 11:25)






Ekev (Deuteronomio 7:12 - 11:25)


Ciertas veces para cumplir la Ley hay que desobedecerla. A cualquier abogado de tendencia conservadora o a cualquier legalista esta frase le resultaría particularmente problemática. Sin embargo, entiende la tradición judía, que para salvar a la ley en su totalidad ciertas leyes particulares deben ser anuladas en un momento imperante. El sabio Reish Lakish, comentando un versículo de Parashat Ekev, dice (Talmud, Menajot 99a): Hay ocasiones donde la supresión de la Torá se convierte en su fundamento.  Hay veces que para poder observar la Torá, la misma debe ser anulada.
La tradición judía, lleva más de 3500 años acumulando costumbres, tradiciones y normativas. Las mismas involucran casi la totalidad de la vida de un judío. En tiempos de normalidad el sistema legal judío, la halajá, funciona con fluidez sin demasiados “conflictos”; mas cuando la situación externa modifica radicalmente la realidad judía muchas veces la Ley, en su formato de código legal, se convierte en un freno y no en un camino, para acercarnos a D-s, o para intentar cumplir Su voluntad. Muchas veces para ser fieles al llamado de D-s debemos anular, aunque sea temporalmente, o de una vez para siempre, alguna de las innumerables leyes que son enumeradas en los códigos legales judíos.
El salmo 119:126 dice: “Es tiempo para actuar para D-s, porque la Ley ha sido quebrada”.  Muchos sabios han entendido e interpretado este pasaje como queriendo significar que en ciertos momentos para actuar en nombre de D-s es menester quebrar Su propia Ley. El ejemplo paradigmático fue la decisión de los sabios judíos en el siglo II de poner por escrito la Ley Oral, algo que siempre estuvo prohibido. Debía existir la Ley escrita, la Torá, y la Ley Oral, una enseñanza que se transmitía de generación en generación, pero ésta nunca debía pasar a ser escrita. Sin embargo los sabios evaluando la persecución de los judíos y la amenaza de que toda la Ley Oral pudiera ser olvidada decidieron actuar para D-s, aboliendo la Ley que prohibía poner por escrito aquella transmisión oral. Hay momentos de la historia que el espíritu religioso nos llama a abolir o a suspender la Ley divina.
En nuestra parashá, Moshé relata como él mismo rompe las tablas al enojarse por la idolatría del pueblo de Israel.  Reish Lakish, en el mismo pasaje citado más atrás, comenta el versículo y jugando con las palabras en hebreo dice (en boca de D-s): Iesher Koaj Seshibarta, bien hecho al haberlas roto. Reish Lakish dice que D-s en el momento que Moshé quiebra las tablas no se enoja con él sino que le dice: bien hecho. Celebra la anulación de la Ley para que la misma pueda volver a crearse. Hay tiempos donde las tablas debían quebrarse para que unas nuevas tablas puedan volver a escribirse. 
La modernidad, sin dudarlo, marcó un quiebre de hecho con el mundo judío medieval. Las doctrinas religiosas y las leyes que se desarrollaron durante la Edad Media han sido afectadas por los cambios en la cosmovisión del hombre moderno y posmoderno. La halajá, como el corpus normativo judío, sigue teniendo vigencia y relevancia. Las normativas con respecto al Shabat, a la construcción de la Sucá, a la forma del Shofar o la mayoría de las reglamentaciones rituales, casi no se alteraron desde la entrada a la modernidad. Y, en mi criterio, está bien que así sea. Mas para que la Ley judía siga teniendo vigencia e interpele al hombre posmoderno es necesario, en ciertos casos, anular una parte de la Ley para que toda, en su conjunto, pueda sobrevivir.
Hace 3500 años que el judaísmo se reinventa a sí mismo en cada generación, en cada tiempo y en cada lugar; pero siempre con una característica. Siempre miramos hacia el futuro sin desentendernos del pasado. Es quizás nuestro deber en nombre de D-s anular ciertas normas para que el judaísmo pueda seguir siendo una propuesta religiosa significativa, mas el pasado no debe ser borrado. Mirando hacia adelante no debemos borrar el pasado. La Torá, continúa enseñando nuestra parashá, enfatiza que Moshé colocó tanto las tablas rotas como las nuevas tablas en el arca. Las tablas rotas, testimonio del pasado, no fueron desechadas sino que fueron incorporadas junto a las nuevas tablas, testimonio del futuro, en el arca, símbolo del refugio espiritual del pueblo judío.

Uriel Romano

GALEGO

Certas veces para cumprir a Lei hai que desobedecerla. A calquera avogado de tendencia conservadora ou a calquera legalista esta frase resultaríalle particularmente problemática. Con todo, entende a tradición xudía, que para salvar á lei na súa totalidade certas leis particulares deben ser anuladas nun momento imperante. O sabio Reish Lakish, comentando un versículo de Parashat Ekev, di (Talmud, Menajot 99a): Hai ocasións onde a supresión da Torá convértese no seu fundamento. Hai veces que para poder observar a Torá, a mesma debe ser anulada.
A tradición xudía, leva máis de 3500 anos acumulando costumes, tradicións e normativas. As mesmas involucran case a totalidade da vida dun xudeu. En tempos de normalidad o sistema legal xudeu, a halajá, funciona con fluidez sen demasiados ?conflitos?; mais cando a situación externa modifica radicalmente a realidade xudía moitas veces a Lei, na súa formato de código legal, convértese nun freo e non nun camiño, para achegarnos a D-s, ou para intentar cumprir A súa vontade. Moitas veces para ser fieis ao chamado de D-s debemos anular, aínda que sexa temporalmente, ou dunha vez para sempre, algunha das innumerables leis que son enumeradas nos códigos legais xudeus.
O salmo 119:126 di: ?É tempo para actuar para D-s, porque a Lei foi crebada?. Moitos sabios entenderon e interpretado este pasaje como querendo significar que en certos momentos para actuar en nome de D-s é menester crebar A súa propia Lei. O exemplo paradigmático foi a decisión dos sabios xudeus no século II de poñer por escrito a Lei Oral, algo que sempre estivo prohibido. Debía existir a Lei escrita, a Torá, e a Lei Oral, un ensino que se transmitía de xeración en xeración, pero esta nunca debía pasar a ser escrita. Con todo os sabios evaluando a persecución dos xudeus e a ameaza de que toda a Lei Oral puidese ser esquecida decidiron actuar para D-s, aboliendo a Lei que prohibía poñer por escrito aquela transmisión oral. Hai momentos da historia que o espírito relixioso chámanos a abolir ou a suspender a Lei divina.
Na nosa parashá, Moshé relata como el mesmo rompe as táboas ao enojarse pola idolatría do pobo de Israel. Reish Lakish, no mesmo pasaje citado máis atrás, comenta o versículo e xogando coas palabras en hebreo di (en boca de D-s): Iesher Koaj Seshibarta, ben feito ao habelas roto. Reish Lakish di que D-s no momento que Moshé creba as táboas non se enoja con el senón que lle di: ben feito. Celebra a anulación da Lei para que a mesma poida volver crearse. Hai tempos onde as táboas debían crebarse para que unhas novas táboas poidan volver escribirse.
A modernidad, sen dubidalo, marcou un crebe de feito co mundo xudeu medieval. As doutrinas relixiosas e as leis que se desenvolveron durante a Idade Media foron afectadas polos cambios na cosmovisión do home moderno e posmoderno. A halajá, como o corpus normativo xudeu, segue tendo vixencia e relevancia. As normativas con respecto ao Shabat, á construción da Sucá, á forma do Shofar ou a maioría das reglamentaciones rituais, case non se alteraron desde a entrada á modernidad. E, no meu criterio, está ben que así sexa. Mais para que a Lei xudía siga tendo vixencia e interpele ao home posmoderno é necesario, en certos casos, anular unha parte da Lei para que toda, no seu conxunto, poida sobrevivir.
Fai 3500 anos que o judaísmo se reinventa a si mesmo en cada xeración, en cada tempo e en cada lugar; pero sempre cunha característica. Sempre miramos cara ao futuro sen desentendernos do pasado. É quizais noso deber en nome de D-s anular certas normas para que o judaísmo poida seguir sendo unha proposta relixiosa significativa, mais o pasado non debe ser borrado. Mirando cara a adiante non debemos borrar o pasado. A Torá, continúa ensinando nosa parashá, enfatiza que Moshé colocou tanto as táboas rotas como as novas táboas no arca. As táboas rotas, testemuño do pasado, non foron desechadas senón que foron incorporadas xunto ás novas táboas, testemuño do futuro, no arca, símbolo do refuxio espiritual do pobo xudeu.

Uriel Romano


PORTUGUES


Certas vezes para cumprir a Lei há que desobedecerla. A qualquer advogado de tendência conservadora ou a qualquer legalista esta frase resultar-lhe-ia particularmente problemática. No entanto, entende a tradição judia, que para salvar à lei em sua totalidade certas leis particulares devem ser anuladas num momento imperante. O sábio Reish Lakish, comentando um versículo de Parashat Ekev, diz (Talmud, Menajot 99a): Há ocasiões onde a supresión da Torá se converte em seu fundamento. Há vezes que para poder observar a Torá, a mesma deve ser anulada.
A tradição judia, leva mais de 3500 anos acumulando costumes, tradições e normativas. As mesmas envolvem quase a totalidade da vida de um judeu. Em tempos de normalidade o sistema legal judeu, a halajá, funciona com fluidez sem demasiados ?conflitos?; mas quando a situação externa modifica radicalmente a realidade judia muitas vezes a Lei, em seu formato de código legal, se converte num travão e não num caminho, para nos acercar a D-s, ou para tentar cumprir Sua vontade. Muitas vezes para ser fiéis ao chamado de D-s devemos anular, ainda que seja temporariamente, ou de uma vez para sempre, alguma das inumeráveis leis que são enumeradas nos códigos legais judeus.
O salmo 119:126 diz: ?É tempo para actuar para D-s, porque a Lei foi avariada?. Muitos sábios entenderam e interpretado este bilhete como querendo significar que em certos momentos para actuar em nome de D-s é menester avariar Sua própria Lei. O exemplo paradigmático foi a decisão dos sábios judeus no século II de pôr por escrito a Lei Oral, algo que sempre esteve proibido. Devia existir a Lei escrita, a Torá, e a Lei Oral, um ensino que se transmitia de geração em geração, mas esta nunca devia passar a ser escrita. No entanto os sábios avaliando a perseguição dos judeus e a ameaça de que toda a Lei Oral pudesse ser esquecida decidiram actuar para D-s, abolindo a Lei que proibia pôr por escrito aquela transmissão oral. Há momentos da história que o espírito religioso nos chama a abolir ou a suspender a Lei divina.
Em nossa parashá, Moshé relata como ele mesmo rompe as tabelas ao se enojar pela idolatria do povo de Israel. Reish Lakish, no mesmo bilhete citado mais atrás, comenta o versículo e jogando com as palavras em hebreu diz (em boca de D-s): Iesher Koaj Seshibarta, bem facto ao as ter rompido. Reish Lakish diz que D-s no momento que Moshé avaria as tabelas não se enoja com ele senão que lhe diz: bem feito. Celebra a anulação da Lei para que a mesma possa voltar a se criar. Há tempos onde as tabelas deviam se avariar para que umas novas tabelas possam voltar a se escrever.
A modernidad, sem duvidá-lo, marcou um avarie de facto com o mundo judeu medieval. As doutrinas religiosas e as leis que se desenvolveram durante a Idade Média foram afectadas pelas mudanças na cosmovisión do homem moderno e posmoderno. A halajá, como o corpus normativo judeu, segue tendo vigencia e relevancia. Os regulamentos com respeito ao Shabat, à construção da Sucá, à forma do Shofar ou a maioria das regulamentações rituales, quase não se alteraram desde a entrada à modernidad. E, em meu critério, está bem que assim seja. Mas para que a Lei judia siga tendo vigencia e interpele ao homem posmoderno é necessário, em certos casos, anular uma parte da Lei para que toda, em seu conjunto, possa sobreviver.
Faz 3500 anos que o judaísmo se reinventa a si mesmo na cada geração, na cada tempo e na cada lugar; mas sempre com uma característica. Sempre olhamos para o futuro sem desentendernos do passado. É quiçá nosso dever em nome de D-s anular certas normas para que o judaísmo possa seguir sendo uma proposta religiosa significativa, mas o passado não deve ser apagado. Olhando para adiante não devemos apagar o passado. A Torá, continua ensinando nossa parashá, enfatiza que Moshé colocou tanto as tabelas rompidas como as novas tabelas no arca. As tabelas rompidas, depoimento do passado, não foram eliminadas senão que foram incorporadas junto às novas tabelas, depoimento do futuro, no arca, símbolo do refúgio espiritual do povo judeu.

Uriel Romano

martes, 16 de julio de 2013

Parashá Vaetjanán (Deuteronomio 3:23-7:11)





Adentrándonos ya en el libro de Devarim, Deuteronomio, leemos esta semana la parashá de Vaetjanán.
Dentro de los temas que Moshé reitera o narra en esta Parashá, se encuentran los Diez Mandamientos, o Aseret Hadibrot. Claramente Moshé, ya anciano y cercano a su fin es otro, y el público que lo escucha también, son los hijos de quienes salieron de Egipto, de quienes recibieron los Diez Mandamientos en el Sinaí. Sus escuchas son la generación de sus hijos.
Muchos afirman que la Torá es una y única, e inalterable, y es cierto. Dicen que es Eterna y tienen razón. Pero ¿qué es lo que esto significa?
¿Acaso significa que hay una sola interpretación válida para todos los hombres en todas las épocas? ¿O que la Torá habla a cada pueblo en su lengua, a cada hombre en su época y lugar?
Interpretar lo primero, en mi modesto entender, implica falsear la Torá eliminando de la misma la imprescindible y, a mi parecer, fundamental actualidad de la Torá. Creo sí que D´s nos habla mediante la Torá, el mismo texto, a diferentes realidades que con sus interpretaciones crean diferentes y maravillosos contextos. Benditas interpretaciones y benditos contextos. La Torá entonces es la misma y cambiante a la vez. Torat Jaim, Torá de vida, y viva, que fluye.
Moshé reitera los Diez Mandamientos a los hijos de quienes los escucharon en vivo en el Sinaí. Pero, lo hace con pequeños cambios que cree relevantes para que sean escuchados por quienes debían hacerlo. Si no actualizamos auténticamente el mensaje, la Torá pierde valor y vigencia. Aferrarnos sólo a interpretaciones que nos anteceden quitan autenticidad a nuestra identidad. No escuchar, estudiar dichas interpretaciones, realizando nuevas, inconexas al texto, a las interpretaciones precedentes, nos desconectan de nuestras raíces, de nuestra historia, de nuestros padres.
Quiera D´s que tengan la enorme capacidad de conectar nuestra realidad a nuestra tradición, para que ésta siempre nos sea relevante, y así poder asegurar nuestra continuidad llena de genuinos significados.


Rab. Fabián Zaidemberg







Penetrándonos xa no libro de Devarim, Deuteronomio, lemos esta semana a parashá de Vaetjanán.
Dentro dos temas que Moshé reitera ou narra nesta Parashá, atópanse os Dez Mandamientos, ou Aseret Hadibrot. Claramente Moshé, xa ancián e próximo ao seu fin é outro, e o público que o escoita tamén, son os fillos de quen saíron de Egipto, de quen recibiron os Dez Mandamientos no Sinaí. Os seus escoitas son a xeración dos seus fillos.
Moitos afirman que a Torá é unha e única, e inalterable, e é certo. Din que é Eterna e teñen razón. Pero que é o que isto significa?
Seica significa que hai unha soa interpretación válida para todos os homes en todas as épocas? Ou que a Torá fala a cada pobo na súa lingua, a cada home na súa época e lugar?
Interpretar o primeiro, no meu modesto entender, implica falsear a Torá eliminando da mesma a imprescindible e, á miña parecer, fundamental actualidade da Torá. Creo si que D´s fálanos mediante a Torá, o mesmo texto, a diferentes realidades que coas súas interpretacións crean diferentes e marabillosos contextos. Benditas interpretacións e benditos contextos. A Torá entón é a mesma e cambiante á vez. Torat Jaim, Torá de vida, e viva, que flúe.
Moshé reitera os Dez Mandamientos aos fillos de quen os escoitaron en vivo no Sinaí. Pero, faio con pequenos cambios que cre relevantes para que sexan escoitados por quen debían facelo. Si non actualizamos auténticamente a mensaxe, a Torá perde valor e vixencia. Aferrarnos só a interpretacións que nos anteceden quitan autenticidad á nosa identidade. Non escoitar, estudar ditas interpretacións, realizando novas, inconexas ao texto, ás interpretacións precedentes, desconéctannos das nosas raíces, da nosa historia, dos nosos pais.
Queira D´s que teñan a enorme capacidade de conectar a nosa realidade á nosa tradición, para que esta sempre nos sexa relevante, e así poder asegurar a nosa continuidade chea de genuinos significados.


Rab. Fabián Zaidemberg




Adentrándonos já no livro de Devarim, Deuteronomio, lemos nesta semana a parashá de Vaetjanán.
Dentro dos temas que Moshé reitera ou narra nesta Parashá, se encontram os Dez Mandamientos, ou Aseret Hadibrot. Claramente Moshé, já idoso e próximo a seu fim é outro, e o público que o escuta também, são os filhos de quem saíram de Egipto, de quem receberam os Dez Mandamientos no Sinaí. Seus escutas são a geração de seus filhos.
Muitos afirmam que a Torá é uma e única, e inalterable, e é verdadeiro. Dizem que é Eterna e têm razão. Mas que é o que isto significa?
Talvez significa que há uma sozinha interpretação válida para todos os homens em todas as épocas? Ou que a Torá fala à cada povo em sua língua, à cada homem em sua época e lugar?
Interpretar o primeiro, em meu modesto entender, implica falsear a Torá eliminando da mesma a imprescindible e, a minha parecer, fundamental actualidade da Torá. Creio sim que D´s nos fala mediante a Torá, o mesmo texto, a diferentes realidades que com suas interpretações criam diferentes e maravilhosos contextos. Benditas interpretações e benditos contextos. A Torá então é a mesma e cambiante ao mesmo tempo. Torat Jaim, Torá de vida, e viva, que flui.
Moshé reitera os Dez Mandamientos aos filhos de quem escutaram-nos ao vivo no Sinaí. Mas, fá-lo com pequenas mudanças que crê relevantes para que sejam escutados por quem deviam o fazer. Se não actualizamos autenticamente a mensagem, a Torá perde valor e vigencia. Aferrarnos só a interpretações que nos anteceden tiram autenticidad a nossa identidade. Não escutar, estudar ditas interpretações, realizando novas, inconexas ao texto, às interpretações precedentes, nos desligam de nossas raízes, de nossa história, de nossos pais.
Queira D´s que tenham a enorme capacidade de conectar nossa realidade a nossa tradição, para que esta sempre nos seja relevante, e assim poder assegurar nossa continuidade cheia de genuinos significados.


Rab. Fabián Zaidemberg

miércoles, 10 de julio de 2013

Devarim (Deuteronomio 1:1 - 3:22)






A medida que los judíos se iban acercando a la Tierra Prometida, Moshé les reseñaba los acontecimientos y vivencias que experimentaron durante sus años de trajinar por el desierto. El rememoraba cómo ante el monte Jorev (Sinaí) D´s les había ordenado levantar el campamento y avanzar hacia su meta, la tierra de Canaán. Moshé había clamado que sin ayuda sería incapaz de soportar la carga del liderato, de modo que fueron designados jueces y administradores para auxiliarlo en el desempeño de su pesada misión. El pueblo estaba a punto de entrar en la Tierra prometida, pero fue desanimado por el informe pesimista de los meraglim (espías) y querelló contra D´s. Esta pérdida de la fe provocó el alargamiento del peregrinaje por el desierto, tiempo durante el cual murió casi toda la vieja generación.
Los israelitas habían acampado ante el monte Seír durante un tiempo prolongado. Allí se les dijo que continuaran su recorrido a través de la tierra de Edom. Sin embargo, no debían enredarse en ningún tipo de hostilidades, pues ese territorio había sido prometido a los descendientes de Eisav. Tampoco debían agredir a los habitantes de Moav, puesto que esa tierra había sido reservada para los hijos de Lot. No obstante, habían derrotado a Sión, rey de Jeshbón, quien se había rehusado a permitirles pasar a través de su territorio. La misma suerte le tocó a Og, rey de Bashán. El temor a los israelitas comenzó, entonces, a difundirse entre las naciones vecinas.
El territorio de Guilad había sido otorgado a las tribus de Reuven, Gad y parte de Menashé, con la estipulación de que se uniesen a los demás israelitas a la conquista de Canaán. Moshé animó a Iehoshúa a fin de que no temiese a las naciones que vivían en Eretz Israel.
Lilmod ULelamed

GALEGO


A medida que os xudeus íanse achegando á Terra Prometida, Moshé apuntáballes os acontecementos e vivencias que experimentaron durante os seus anos de trajinar polo deserto. O rememoraba como ante o monte Jorev (Sinaí) D´s ordenoulles levantar o campamento e avanzar cara á súa meta, a terra de Canaán. Moshé clamara que sen axuda sería incapaz de soportar a carga do liderato, de modo que foron designados xuíces e administradores para auxilialo no desempeño da súa pesada misión. O pobo estaba a piques de entrar na Terra prometida, pero foi desanimado polo informe pesimista dos meraglim (espías) e querelló contra D´s. Esta perda da fe provocou o alargamiento do peregrinaje polo deserto, tempo durante o cal morreu case toda a vella xeración.
Os israelitas acamparan ante o monte Seír durante un tempo prolongado. Alí díxoselles que continuasen o seu percorrido a través da terra de Edom. Con todo, non debían enredarse en ningún tipo de hostilidades, pois ese territorio fora prometido aos descendientes de Eisav. Tampouco debían agredir aos habitantes de Moav, posto que esa terra fora reservada para os fillos de Lot. No entanto, derrotaran a Sión, rei de Jeshbón, quen se había rehusado a permitirlles pasar a través do seu territorio. A mesma sorte tocoulle a Og, rei de Bashán. O temor aos israelitas comezou, entón, a difundirse entre as nacións veciñas.
O territorio de Guilad fora outorgado ás tribos de Reuven, Gad e parte de Menashé, coa estipulación de que se unisen aos demais israelitas á conquista de Canaán. Moshé animou a Iehoshúa a fin de que non temese ás nacións que vivían en Eretz Israel.
Lilmod ULelamed

PORTUGUES

À medida que os judeus iam-se acercando à Terra Prometida, Moshé lhes reseñaba os acontecimentos e vivências que experimentaram durante seus anos de trajinar pelo deserto. O rememoraba como ante o monte Jorev (Sinaí) D´s lhes tinha ordenado levantar o acampamento e avançar para sua meta, a terra de Canaán. Moshé tinha clamado que sem ajuda seria incapaz de suportar o ónus da liderança, de maneira que foram designados juízes e administradores para auxiliarlo no desempenho de sua pesada missão. O povo estava a ponto de entrar na Terra prometida, mas foi desanimado pelo relatório pessimista dos meraglim (espiões) e querelló contra D´s. Esta perda da fé provocou o alargamiento do peregrinaje pelo deserto, tempo durante o qual morreu quase toda a velha geração.
Os israelitas tinham acampado ante o monte Seír durante um tempo prolongado. Ali disse-se-lhes que continuassem seu percurso através da terra de Edom. No entanto, não deviam enredarse em nenhum tipo de hostilidades, pois esse território tinha sido prometido aos descendentes de Eisav. Também não deviam agredir aos habitantes de Moav, já que essa terra tinha sido reservada para os filhos de Lot. Não obstante, tinham derrotado a Sión, rei de Jeshbón, quem tinha-se recusado a permitir-lhes passar através de seu território. A mesma sorte tocou-lhe a Og, rei de Bashán. O temor aos israelitas começou, então, a difundir-se entre as nações vizinhas.
O território de Guilad tinha sido outorgado às tribos de Reuven, Gad e parte de Menashé, com a estipulación de que se unissem aos demais israelitas à conquista de Canaán. Moshé animou a Iehoshúa a fim de que não temesse às nações que viviam em Eretz Israel.
Lilmod ULelamed

miércoles, 3 de julio de 2013

PARASHA MATOT- MASEI







Avanzando el año nos encontramos terminando el libro de Números, o Bemidbar. Este shabat leemos  dos parashot juntas, Matot y Masei, ya que el próximo shabat es el anterior a Tishá Beav, 9 de Av y debe leerse siempre, Devarim, Deuteronomio.
Dentro de los diferentes temas que tratan ambas parashot, en la segunda y última del libro de Números, Masei, aparecen los límites de Israel que ellos debían ocupar. Cap. 34. Muchos usan o utilizan dichos límites para justificar nuestros derechos sobre toda la Tierra de Israel y/o sobre un territorio en especial.
Éste no es ni puede ser el espacio para analizar geopolíticamente el conflicto de Medio Oriente. Es un espacio de Torá. Pero es bueno aclarar qué dice la Torá y qué no. Y por otra parte aclarar que no necesitamos a esta altura de nuestra historia como judíos justificar nuestros derechos a tener nuestro estado, que es el Medinat Israel, con tal o cual límite, discutible seguramente, pero no nuestro derecho a existir como estado.
No es que este texto demarcatorio como todos los textos referidos en la Torá y nuestras fuentes no sea relevante. LO ES. Y MUCHO. Son parte de nuestra identidad básica, nuestro ADN. Todos nuestros textos marcan la centralidad de Israel, Sión, Ierushalaim. Nuestra práctica litúrgica, nuestras canciones, sueños y acciones también. No hay judíos ni judaísmo sin la centralidad de Israel.
Muchos utilizan el Cap. 34 de Números como justificatorio en la discusión delimitatoria de Israel, y esto es un error. Primero porque no podemos aplicar nuestros textos como única verdad a una discusión, y en segundo lugar, porque si bien aparecen nombres conocidos en el texto que refieren a accidentes geográficos o ríos conocidos, en muchos casos se sabe que no refieren a los lugares que hoy conocemos con el mismo nombre. Así el río de Egipto, no es el Nilo sino  un vado que hoy se encuentra cerca de Gaza.
Los límites de Israel variaron por cuestiones internas y externas a lo largo de la historia obedeciendo a cuestiones militares, políticas y/o económicas. Pretender teologizar o convertir un conflicto geopolítico es un grave error, que no nos beneficia.
Sin lugar a dudas el Estado de Israel tiene derecho a existir, y el sólo hecho de aclarar esto es una redundancia. Nadie juzga el derecho de Uruguay, España o Isla Samoa a existir. En segundo lugar nuestra solidaridad con Medinat Israel es absoluta, y más allá de diferencias de matices, bregamos por una paz auténtica y duradera para el bien de todos, basados en el respeto a las diferencias que enriquecen.
El día que vivamos en una paz auténtica y duradera festejaremos Tishá Beav, 9 de Av en lugar de ayunar en él recordando la destrucción de Jerusalem. Seguramente ese día vendrá o acercaremos más la venida del Meshiaj, que traerá paz y prosperidad a todos los pueblos. Bimerá Beiameinu. Prontamente en nuestros días. Quiera DS y nosotros que sea así.

Rab Dr. Fabián Zaidemberg

EN GALEGO

Avanzando o ano atopámosnos terminando o libro de Números, ou Bemidbar. Este shabat lemos dúas parashot xuntas, Matot e Masei, xa que o próximo shabat é o anterior a Tishá Beav, 9 de Av e debe lerse sempre, Devarim, Deuteronomio.
Dentro dos diferentes temas que tratan ambas parashot, na segunda e última do libro de Números, Masei, aparecen os límites de Israel que eles debían ocupar. Cap. 34. Moitos usan ou utilizan devanditos límites para xustificar os nosos dereitos sobre toda a Terra de Israel e/ou sobre un territorio en especial.
Este non é nin pode ser o espazo para analizar geopolíticamente o conflito de Medio Oriente. É un espazo de Torá. Pero é bo aclarar que di a Torá e que non. E por outra banda aclarar que non necesitamos a esta altura da nosa historia como xudeus xustificar os nosos dereitos a ter o noso estado, que é o Medinat Israel, con tal ou cal límite, discutible seguramente, pero non o noso dereito a existir como estado.
Non é que este texto demarcatorio como todos os textos referidos na Torá e as nosas fontes non sexa relevante. O É. E MOITO. Son parte da nosa identidade básica, o noso ADN. Todos os nosos textos marcan a centralidad de Israel, Sión, Ierushalaim. A nosa práctica litúrgica, as nosas cancións, soños e accións tamén. Non hai xudeus nin judaísmo sen a centralidad de Israel.
Moitos utilizan o Cap. 34 de Números como justificatorio na discusión delimitatoria de Israel, e isto é un erro. Primeiro porque non podemos aplicar os nosos textos como única verdade a unha discusión, e en segundo lugar, porque aínda que aparecen nomes coñecidos no texto que refiren a accidentes xeográficos ou ríos coñecidos, en moitos casos sábese que non refiren aos lugares que hoxe coñecemos co mesmo nome. Así o río de Egipto, non é o Nilo senón un vado que hoxe se atopa preto de Gaza.
Os límites de Israel variaron por cuestións internas e externas ao longo da historia obedecendo a cuestións militares, políticas e/ou económicas. Pretender teologizar ou converter un conflito geopolítico é un grave erro, que non nos beneficia.
Sen dúbida o Estado de Israel ten dereito a existir, e o só feito de aclarar isto é unha redundancia. Ninguén xulga o dereito de Uruguay, España ou Illa Samoa a existir. En segundo lugar a nosa solidariedade con Medinat Israel é absoluta, e máis aló de diferenzas de matices, bregamos por unha paz auténtica e duradera para o ben de todos, baseados no respecto ás diferenzas que enriquecen.
O día que vivamos nunha paz auténtica e duradera festexaremos Tishá Beav, 9 de Av en lugar de ayunar nel recordando a destrución de Jerusalem. Seguramente ese día virá ou achegaremos máis a vinda do Meshiaj, que traerá paz e prosperidad a todos os pobos. Bimerá Beiameinu. Prontamente nos nosos días. Queira DS e nós que sexa así.

Rab Dr. Fabián Zaidemberg

viernes, 28 de junio de 2013

Pinjas (Números 25:10 - 30:1)





Como recompensa por el celo puesto en la defensa del honor de Hashem, Pinjás, recibió la promesa de que la kehuná (sacerdocio) sería retenida por sus descendientes.
Los israelitas recibieron orden de prepararse para una guerra ofensiva contra los midianitas, quienes habían sido responsables de su degradación. Antes que esto ocurriera, Moshé y Elazar recibieron instrucciones de realizar un nuevo censo de la población (el anterior había sido hecho treinta y ocho años antes). Ahora que la conquista de Canaán estaba a la vista, era imprescindible que Moshe constatara no sólo el número de hombres capacitados y disponibles para la guerra, sino también de integrantes de cada tribu. Esto resultaba necesario como base para la justa división de la Tierra Prometida entre las tribus. La cantidad total de israelitas varones mayores de veinte años, es decir, sujetos a servicio militar, ascendió a seiscientos siete mil setecientos treinta. La extensión de la tierra a adjudicar a cada tribu debía ser proporcional a la cantidad de sus miembros y su ubicación geográfica sería resuelta por sorteo. Los leviím, que no participaban en la división de la tierra, fueron contados separadamente..
Tz"lofjad, miembro de la tribu de Menashé, había muerto en el desierto, dejando cinco hijas, pero ningún varón. Surgió entonces la cuestión de si las cinco hijas podían recibir la herencia del padre; de no ser así, la porción de tierra que hubiera recibido Tz"lofjad pasaría a otras manos. El caso fue llevado ante Moshé, quien lo sometió a la consideración de D´s. El dictamen final fue que si una persona no dejaba hijos, sus hijas tenían derecho a la herencia. Además, si alguien moría sin dejar descendencia, su propiedad pasaría a sus hermanos sobrevivientes o, si no lo había, a su pariente más cercano. De este modo se estableció el principio de que el título sobre la tierra debía permanecer dentro de la familia.
Hashem ordenó a Moshé que ascendiera a la montaña de Avarim, desde donde podía ver la Tierra Prometida. Sabiendo que estaba próximo el fin de sus días, Moshé manifestó preocupación por el bienestar del pueblo en el futuro y solicitó que fuera nombrado su sucesor. D´s respondió que Iehoshúa Ben Nun asumiría el liderazgo. Moshé debía colocar sus manos sobre él para simbolizar la transferencia de autoridad, pero a diferencia de Moshé, que había recibido instrucciones directamente del Todopoderoso, Iehoshúa sería guiado por Elazar, el Sumo Sacerdote, quien a su vez consultaría al Altísimo por medio de los Urim y Tumim.
Se recordó al pueblo que debería continuar ofrendando sus sacrificios cuando entrara en Canaán. En consecuencia, fue dada una descripción detallada de los sacrificios públicos matutinos y vespertinos, además de los correspondientes a las distintas festividades.
Lilmod ULelamed


EN GALEGO



Como recompensa polo celo posto na defensa do honor de Hashem, Pinjás, recibiu a promesa de que a kehuná (sacerdocio) sería retida polas súas descendientes.
Os israelitas recibiron orde de prepararse para unha guerra ofensiva contra os midianitas, quen foran responsables do seu degradación. Antes que isto ocorrese, Moshé e Elazar recibiron instrucións de realizar un novo censo da poboación (o anterior fora feito trinta e oito anos antes). Agora que a conquista de Canaán estaba á vista, era imprescindible que Moshe constatase non só o número de homes capacitados e dispoñibles para a guerra, senón tamén de integrantes de cada tribo. Isto resultaba necesario como base para a xusta división da Terra Prometida entre as tribos. A cantidade total de israelitas varóns maiores de vinte anos, é dicir, suxeitos a servizo militar, ascendeu a seiscentos sete mil setecentos trinta. A extensión da terra a adxudicar a cada tribo debía ser proporcional á cantidade dos seus membros e o seu ubicación xeográfica sería resolta por sorteo. Os leviím, que non participaban na división da terra, foron contados separadamente..
Tz"lofjad, membro da tribo de Menashé, morrera no deserto, deixando cinco fillas, pero ningún varón. Xurdiu entón a cuestión de si as cinco fillas podían recibir a herdanza do pai; de non ser así, a porción de terra que recibise Tz"lofjad pasaría a outras mans. O caso foi levado ante Moshé, quen o someteu á consideración de D´s. O dictame final foi que si unha persoa non deixaba fillos, as súas fillas tiñan dereito á herdanza. Ademais, si alguén morría sen deixar descendencia, a súa propiedade pasaría aos seus irmáns sobrevivientes ou, si non o había, ao seu parente máis próximo. Deste xeito estableceuse o principio de que o título sobre a terra debía permanecer dentro da familia.
Hashem ordenou a Moshé que ascendese á montaña de Avarim, desde onde podía ver a Terra Prometida. Sabendo que estaba próximo o fin dos seus días, Moshé manifestou preocupación polo benestar do pobo no futuro e solicitou que fose nomeado o seu sucesor. D´s respondeu que Iehoshúa Ben Nun asumiría o liderado. Moshé debía colocar as súas mans sobre el para simbolizar a transferencia de autoridade, pero a diferenza de Moshé, que recibira instrucións directamente do Todopoderoso, Iehoshúa sería guiado por Elazar, o Sumo Sacerdote, quen á súa vez consultaría ao Altísimo por medio dos Urim e Tumim.
Recordouse ao pobo que debería continuar ofrendando os seus sacrificios cando entrase en Canaán. En consecuencia, foi dada unha descrición detallada dos sacrificios públicos matutinos e vespertinos, ademais dos correspondentes ás distintas festividades.
Lilmod ULelamed

miércoles, 19 de junio de 2013

Balak (Numeros 22:2 - 25:9)


Balak, rey de Moav, vio con angustia la victoria de los israelitas sobre los emoritas. Temiendo una invasión a su propio reino, concertó una alianza con sus antiguos enemigos, los midianitas. Luego envió mensajeros a Bilam, de Petor, un famoso hechicero, para solicitarle que maldijera a los israelitas. Bilam pidió a la delegación que se quedara con él toda la noche para darle tiempo de consultar a D´s si podía cumplir con el pedido. Durante la noche fue advertido por el Señor que no fuera con los enviados, de modo que los envió de regreso.
Pensando que una invitación más tentadora resultaría efectiva, Balak envió una segunda delegación, más numerosa y de mayor prestigio, que ofreció a Bilam grandes honores y recompensas si cooperaba. El hechicero, obviamente motivado por su codicia personal, le pidió que permanecieran con él hasta que pudiera recibir nuevamente las instrucciones de Hashem.
Esta vez recibió autorización para ir, pero a condición de que hablara solamente como el Señor le indicara. Balak encontró a Bilam en la orilla del Río Arnón y lo llevó a una ciudad cercana para asistir a una fiesta en su honor. Al Día siguiente llevó a Bilam a una colina sagrada para los adoradores del Baal, desde donde podía ver parte del campamento israelita. Después, Bilam y Balak sacrificaron un carnero y un buey en cada uno de los siete altares, y Bilam le dijo a Balak que permaneciera cerca de al ofrenda ardiente mientras él se retiraba para consultar a D´s. A su regreso pronunció su primer discurso: "¿Por qué he de maldecir yo al que D´s no maldijo?", preguntó. "...He aquí un pueblo que habitará solitario y no será considerado entre las naciones".
Disgustado por la inesperada alabanza que hizo Bilam de los israelitas, Balak lo llevó a la cima del monte Pisgá esperando resultados diferentes. Pero una vez más Bilam decepcionó a Balak al declarar que Hashem no quebraría Su promesa de bendecir a Israel y que ningún tipo de magia prevalecería sobre ese pueblo. Balak, desesperado, pidió a Bilam que desistiera de maldecir o bendecir a los israelitas. Antes de partir, sin embargo, Bilam predijo la soberanía de Israel y la condena de Moav, Edom, Amalek y demás enemigos del pueblo judío.
Luego, los israelitas acamparon en Shitim. Allí, las mujeres paganas de Moav, aconsejadas por Bilam, tentaron a los israelitas a unirse a ellas en al adoración de Baal pero y participar en una orgía idolátrica e inmoral. Moshe sentenció a muerte a los pecadores y una plaga se difundió entre la congregación. Pinjas, el hijo de Elazar, el Cohén Gadol, presenció un acto flagrante de inmoralidad entre un israelita y una mujer midianita. Defendiendo fanáticamente las leyes del Señor, ejecutó a ambos pecadores. La plaga cesó sólo después que hubieron perecido veinticuatro mil miembros de la congregación.
Lilmod uLelamed





En galego

Balak, rei de Moav, viu con angustia a vitoria dos israelitas sobre os emoritas. Temendo unha invasión ao seu propio reino, concertou unha alianza cos seus antigos inimigos, os midianitas. Logo enviou mensaxeros a Bilam, de Petor, un famoso feiticeiro, para solicitarlle que maldixese aos israelitas. Bilam pediu á delegación que se quedase con el toda a noite para darlle tempo de consultar a D´s si podía cumprir co pedido. Durante a noite foi advertido polo Señor que non fóra cos enviados, de modo que os enviou de regreso.
Pensando que unha invitación máis tentadora resultaría efectiva, Balak enviou unha segunda delegación, máis numerosa e de maior prestixio, que ofreceu a Bilam grandes honores e recompensas si cooperaba. O feiticeiro, obviamente motivado pola súa cobiza persoal, pediulle que permanecesen con el ata que puidese recibir novamente as instrucións de Hashem.
Esta vez recibiu autorización para ir, pero a condición de que falase soamente como o Señor indicáselle. Balak atopou a Bilam na beira do Río Arnón e levouno a unha cidade próxima para asistir a unha festa no seu honor. Ao día seguinte levou a Bilam a un outeiro sagrado para os adoradores do Baal, desde onde podía ver parte do campamento israelita. Despois, Bilam e Balak sacrificaron un carneiro e un boi en cada un dos sete altares, e Bilam díxolle a Balak que permanecese preto da o ofrenda ardente mentres el retirábase para consultar a D´s. Ao seu regreso pronunciou o seu primeiro discurso: "Por que hei de maldicir eu ao que D´s non maldixo?", preguntou. "...Velaquí un pobo que habitará solitario e non será considerado entre as nacións".
Disgustado pola inesperada alabanza que fixo Bilam dos israelitas, Balak levouno á cima do monte Pisgá esperando resultados diferentes. Pero unha vez máis Bilam decepcionó a Balak ao declarar que Hashem non crebaría A súa promesa de bendicir a Israel e que ningún tipo de maxia prevalecería sobre ese pobo. Balak, desesperado, pediu a Bilam que desistise de maldicir ou bendicir aos israelitas. Antes de partir, con todo, Bilam predijo a soberanía de Israel e a condena de Moav, Edom, Amalek e demais inimigos do pobo xudeu.
Logo, os israelitas acamparon en Shitim. Alí, as mulleres paganas de Moav, aconselladas por Bilam, tentaron aos israelitas a unirse a elas na o adoración de Baal pero e participar nunha orxía idolátrica e inmoral. Moshe sentenciou a matar aos pecadores e unha praga difundiuse entre a congregación. Pinjas, o fillo de Elazar, o Cohén Gadol, presenciou un acto flagrante de inmoralidad entre un israelita e unha muller midianita. Defendendo fanáticamente as leis do Señor, executou a ambos pecadores. A praga cesou só despois que houberon perecido vinte e catro mil membros da congregación.
Lilmod uLelamed

jueves, 13 de junio de 2013

Jukat (Numeros 19:1 - 22:1)





Una ceremonia especial de purificación fue establecida para aquellos que habían tocado un cadáver o habían estado bajo el mismo techo. Como parte de los ritos fue sacrificada una pará adumá (vaca roja) sin defectos fuera del campamento, y quemada junto con madera de cedro, hisopo y un hilo escarlata. Sus cenizas fueron mezcladas con agua de una corriente y salpicadas sobre la persona impura en el tercero y el séptimo día de su impureza. Al finalizar este último, después de haberse lavado las ropas y sumergido en un mikvé, la persona afectada podía participar nuevamente en el culto del Santuario.
Durante treinta y ocho años los israelitas erraron por el desierto y en ese tiempo murieron todos los miembros de la generación mayor de entre veinte y sesenta años, con excepción de Iehoshua y Calev. A comienzos del cuadragésimo año del éxodo, el resto de la población regresó a Kadesh. Fue allí donde murió Miriam, la hermana de Moshé y Aharón.
A su muerte dejó de fluir el agua del pozo que había acompañado milagrosamente a los israelitas. El pueblo comenzó a murmurar nuevamente contra Moshé por la falta de agua. Hashem dijo a Moshé y Aharón que le hablaran a cierta roca, de la cual fluiría agua suficiente para satisfacer a todos. Pero Moshé estaba tan disgustado por la constante falta de respeto del pueblo que golpeó impacientemente la roca en lugar de hablarle. Por no haber cumplido las instrucciones de D´s y haberlo deshonrado delante del pueblo, no se permitió a ninguno de los dos hermanos entrar en Tierra Santa.
Se instruyó entonces a la gente a fin de que se preparara para las etapas finales de su largo viaje. La única ruta disponible para ellos se extendía a través de la tierra de Edom, al sur del Mar muerto. Moshé envió mensajeros al rey de Edom solicitando permiso para atravesar su territorio y ofreciendo pagar por el agua que el pueblo y el ganado pudieran beber. El rey no sólo se rehusó, sino que además les obstruyó el paso ubicando una fuerza armada. En consecuencia, los israelitas se vieron obligados a hacer un rodeo por el camino de las fronteras sureñas de Edom. Cuando la congregación llegó al monte Hor, Aharón murió y fue sepultado allí. Moshé designó a su hijo Elazar como Cohén Gadol (sumo sacerdote)

Después de rechazar exitosamente un ataque del rey canaanita de Arad, los fatigados israelitas se quejaron amargamente de la falta de agua y alimento. Consiguientemente, fueron castigados con una plaga causada por las mordeduras fatales de feroces serpientes. Cuando el pueblo admitió su error, Moshé ubicó una serpiente de bronce sobre una vara. Quienquiera que la mirara se curaría.
La congregación que había deambulado por el sur, el este y luego el norte, pasando por las tierras de Edom y Moav, se detuvo cuando llegó al río Arnón, la frontera entre Moav al sur y Emor al norte.
Sijón, rey de Emor, no quiso permitir que los israelitas pasaran por su tierra y lanzó su ejército contra ellos. Empero, con la ayuda de Hashem, la batalla terminó con la derrota total de los emoritas. Volviendo hacia el norte, a las fértiles tierras de Guilad y Bashán, los israelitas derrotaron la resistencia de Og, rey de Bashán, y tomaron posesión de su territorio. La tierra al este del Jordán había sido conquistada y los israelitas acamparon finalmente en la frontera de Moav, frente a Jericó.



Lilmod ULelamed