jueves, 30 de mayo de 2013

Shlaj (Números 13:1 - 15:41)






Los israelitas habían llegado a Kadesh, en el desierto de Parán. Doce representantes, uno por cada tribu, fueron enviados por Moshé para explorar la tierra prometida de Canaán y volver con un informe sobre las condiciones de la población, lugares de residencia y suelo. Iehoshúa y Calev formaban parte de este grupo de meraglim (espías).
Los enviados cruzaron secretamente el paso montañoso del Néguev, en el sur de Canaán, y atravesaron el país hasta el extremo norte. Regresaron al campamento luego de una ausencia de cuarenta días, llevando con ellos grandes racimos de uvas, granadas e higos como evidencia de la fertilidad de la tierra. Pero diez de los meraglim afirmaron que sería imposible para los b´nei Israel conquistar Cannán. Ellos consideraban que las ciudades estaban demasiado fortificadas y que sus habitantes eran muy poderosos. Iehoshúa y Calev no compartieron este informe pesimista y aconsejaron que el pueblo marchara sobre Canaán. Los israelitas, sin embargo, se adhirieron al informe de la mayoría y perdieron el ánimo, se alzaron en abierta rebelión, propusieron la elección de un líder para conducirlos de regreso a Egipto, rehusaron escuchar los renovados ruegos de Calev y Iehoshúa, y amenazaron con apedrearlos.
Hashem estaba colérico por esta falta de fe y expresó Su intención de destruir al pueblo y de formar una nueva nación exclusivamente con descendientes de Moshé. Nuevamente, éste intercedió exitosamente a favor de los israelitas, pero si b´nei logró evitar su aniquilación, los b´nei Israel fueron condenados a deambular por el desierto durante cuarenta años, uno por cada día que los meraglim habían investigado el país, hasta que todos los mayores de veinte años (con excepción de Calev y Iehoshúa) hubieran muerto. Entonces, los miembros de la nueva generación entrarían en la Tierra Prometida para ser testigos del cumplimiento de la promesa hecha por D´s.
Los meraglim que habían presentado el informe negativo murieron a causa de una plaga repentina. El pueblo comprendió tardíamente su error e intentó ir por su cuenta a Eretz Israel. Empero, sus miembros ignoraron la advertencia de Moshé de que Hashem no estaba con ellos y fueron totalmente derrotados por las tribus de Amalek y Canaán, que vivían en ese territorio.
Los israelitas recibieron la promesa de que sus descendientes poseerían Eretz Israel. El Señor loe dijo a Moshé que dictara la Ley que entraría en vigor en ese tiempo: que las ofrendas de comida y las ofrendas de bebida debían acompañar a la ofrenda de animales; que la parte de la masa llamada jalá debía ser apartada para Hashem, y que si la congregación practicaba la idolatría por error, debía expiar su culpa por medio de un sacrificio.
Mientras estaba en el desierto, el pueblo constató que un hombre profanaba Shabat. El transgresor fue mantenido en custodia hasta que el Señor le declaró a Moshé que debía ser apedreado por la congregación hasta morir.
Finalmente fue promulgada la ley que establece que deben usarse tzizit en las cuatro esquinas de las vestimentas para recordar al pueblo la necesidad de observar los mandamientos divinos en todo momento.
Lilmod ULelamed


GALLEGO

Os israelitas chegaran a Kadesh, no deserto de Parán. Doce representantes, un por cada tribo, foron enviados por Moshé para explorar a terra prometida de Canaán e volver cun informe sobre as condicións da poboación, lugares de residencia e chan. Iehoshúa e Calev formaban parte deste grupo de meraglim (espías).

Os enviados cruzaron secretamente o paso montañoso do Néguev, no sur de Canaán, e atravesaron o país ata o extremo norte. Regresaron ao campamento logo dunha ausencia de corenta días, levando con eles grandes racimos de uvas, granadas e higos como evidencia da fertilidad da terra. Pero dez dos meraglim afirmaron que sería imposible para os b´nei Israel conquistar Cannán. Eles consideraban que as cidades estaban demasiado fortificadas e que os seus habitantes eran moi poderoso. Iehoshúa e Calev non compartiron este informe pesimista e aconsellaron que o pobo marchase sobre Canaán. Os israelitas, con todo, adheríronse ao informe da maioría e perderon o ánimo, alzáronse en aberta rebelión, propuxeron a elección dun líder para conducilos de regreso a Egipto, rehusaron escoitar os renovados ruegos de Calev e Iehoshúa, e ameazaron con apedrearlos.
Hashem estaba colérico por esta falta de fe e expresou A súa intención de destruír ao pobo e de formar unha nova nación exclusivamente con descendientes de Moshé. Nuevamente, este intercedió exitosamente a favor dos israelitas, pero si bine logrou evitar o seu aniquilación, os b´nei Israel foron condenados a deambular polo deserto durante corenta anos, un por cada día que os meraglim investigaran o país, ata que todos os maiores de vinte anos (con excepción de Calev e Iehoshúa) morresen. Entón, os membros da nova xeración entrarían na Terra Prometida para ser testemuñas do cumprimento da promesa feita por D´s.
Os meraglim que presentaran o informe negativo morreron por mor dunha praga repentina. O pobo comprendeu tardíamente o seu erro e intentou ir pola súa conta a Eretz Israel. Emporiso, os seus membros ignoraron a advertencia de Moshé de que Hashem non estaba con eles e foron totalmente derrotados polas tribos de Amalek e Canaán, que vivían nese territorio.
Os israelitas recibiron a promesa de que as súas descendientes posuirían Eretz Israel. O Señor loe dixo a Moshé que dictara a Lei que entraría en vigor nese tempo: que as ofrendas de comida e as ofrendas de bebida debían acompañar á ofrenda de animais; que a parte da masa chamada jalá debía ser apartada para Hashem, e que si a congregación practicaba a idolatría por erro, debía expiar a súa culpa por medio dun sacrificio.
Mentres estaba no deserto, o pobo constatou que un home profanaba Shabat. O transgresor foi mantido en custodia ata que o Señor declaroulle a Moshé que debía ser apedreado pola congregación ata morrer.
Finalmente foi promulgada a lei que establece que deben usarse tzizit nas catro esquinas das vestimenta para recordar ao pobo a necesidade de observar os mandamientos divinos en todo momento.

Lilmod ULelamed