La persona que contraía la
enfermedad de tzaráat (similar a la lepra) tenía prohibido
entrar en el Santuario. Por consiguiente, cuando el color de la piel indicaba
que podría estar aquejada de la enfermedad, era examinada por el sacerdote. Si
el cohén, después de revisar las manchas o costras de la piel, no podía dar un
veredicto definitivo referente al tzaraat, la persona era aislada
durante siete días y luego reexaminada. Si la apariencia de la piel permanecía
igual, el enfermo era confinado por otros siete días. Luego se realizaba un
examen final. Si la marca no se había extendido, la persona era declarada
ritualmente pura. Por otra parte, si las manchas se habían difundido, la
persona era declarada metzorá, enferma de tzaraat. Era
enviada entonces a vivir fuera del campamento de la congregación, con las ropas
rasgadas, y el cabello desgreñado. Se le indicaba que gritara "impuro,
impuro", como advertencia para que los demás no lo tocaran.
Cuando la enfermedad disminuía, la persona era examinada nuevamente por un cohén, fuera del campamento, para asegurarse de que la recuperación era completa. Las elaboradas ceremonias de purificación que seguían se extendían por ocho días, y se observaban ritos especiales durante el primero y el último. El sacerdote ofrecía sacrificios y en el proceso de purificación se usaba madera de cedro e hisopo. El ex metzorá era entonces declarado miembro pleno de la comunidad.
Las leyes de tzaraat se aplicaban por igual a una vestimenta y a una casa. Si las ropas mostraban signos de tzaraat, podían ser quemadas, según el caso. Si una casa aparecía súbitamente marcada con rayas verdes o rojas, era tapiada por siete días. Si las rayas se extendían, las piedras afectadas eran removidas y reemplazadas por otras nuevas. La casa era revocada y las viejas piedras y el polvo eran arrojados en un área contaminada, especialmente establecida fuera del campamento. Si aún quedaban signos de tzaraat en las paredes, todo el edificio era demolido y sus materiales arrojados en el área contaminada fuera del campamento.
Ciertas impurezas físicas hacían a un hombre o una mujer ritualmente impuros y, por ende, tenían prohibido entran en el Santuario o tocar objetos sagrados. Este estado de impureza finalizaba después del tiempo prescripto para las ceremonias especiales de purificación.
Cuando la enfermedad disminuía, la persona era examinada nuevamente por un cohén, fuera del campamento, para asegurarse de que la recuperación era completa. Las elaboradas ceremonias de purificación que seguían se extendían por ocho días, y se observaban ritos especiales durante el primero y el último. El sacerdote ofrecía sacrificios y en el proceso de purificación se usaba madera de cedro e hisopo. El ex metzorá era entonces declarado miembro pleno de la comunidad.
Las leyes de tzaraat se aplicaban por igual a una vestimenta y a una casa. Si las ropas mostraban signos de tzaraat, podían ser quemadas, según el caso. Si una casa aparecía súbitamente marcada con rayas verdes o rojas, era tapiada por siete días. Si las rayas se extendían, las piedras afectadas eran removidas y reemplazadas por otras nuevas. La casa era revocada y las viejas piedras y el polvo eran arrojados en un área contaminada, especialmente establecida fuera del campamento. Si aún quedaban signos de tzaraat en las paredes, todo el edificio era demolido y sus materiales arrojados en el área contaminada fuera del campamento.
Ciertas impurezas físicas hacían a un hombre o una mujer ritualmente impuros y, por ende, tenían prohibido entran en el Santuario o tocar objetos sagrados. Este estado de impureza finalizaba después del tiempo prescripto para las ceremonias especiales de purificación.
GALEGO
A persoa
que contraía a enfermidade de tzaráat (similar á lepra) tiña prohibido entrar
no Santuario. Por conseguinte, cando a cor da pel indicaba que podería estar
aquejada da enfermidade, era examinada polo sacerdote. Si o cohén, logo de
revisar as manchas ou costras da pel, non podía dar un veredicto definitivo
referente ao tzaraat, a persoa era illada durante sete días e logo
reexaminada. Si a aparencia da pel permanecía igual, o enfermo era confinado
por outros sete días. Logo realizábase un exame final. Si a marca non se
estendeu, a persoa era declarada ritualmente pura. Por outra banda, si as
manchas difundíronse, a persoa era declarada metzorá, enferma de tzaraat. Era
enviada entón a vivir fose do campamento da congregación, coas roupas
rasgadas, e o cabelo desgreñado. Indicábaselle que gritase "impuro,
impuro", como advertencia para que os demais non o tocasen.
Cando a enfermidade diminuía, a persoa era examinada nuevamente por un cohén, fóra do campamento, para asegurarse de que a recuperación era completa. As elaboradas cerimonias de purificación que seguían estendíanse por oito días, e observábanse ritos especiais durante o primeiro e o último. O sacerdote ofrecía sacrificios e no proceso de purificación usábase madeira de cedro e hisopo. O ex metzorá era entón declarado membro pleno da comunidade. As leis de tzaraat aplicábanse por igual a unha vestimenta e a unha casa. Si as roupas mostraban signos de tzaraat, podían ser queimadas, segundo o caso. Si unha casa aparecía súbitamente marcada con raias verdes ou vermellas, era tapiada por sete días. Si as raias estendíanse, as pedras afectadas eran removidas e reemplazadas por outras novas. A casa era revogada e as vellas pedras e o po eran arroxados nun área contaminada, especialmente establecida fóra do campamento. Si aínda quedaban signos de tzaraat nas paredes, todo o edificio era demolido e os seus materiais arroxados no área contaminada fóra do campamento. Certas impurezas físicas facían a un home ou unha muller ritualmente impuros e, polo tanto, tiñan prohibido entran no Santuario ou tocar obxectos sagrados. Este estado de impureza finalizaba despois do tempo prescripto para as cerimonias especiais de purificación. |