jueves, 26 de octubre de 2017

Lej Leja (Genesis 12:1 - 17 :27)



A Abram le llegó el llamado divino para que abandonara Jarán y se encaminara a otra tierra que Hashem le indicaría. El patriarca se dirigió a Canaán (Eretz Israel), llevando consigo a su esposa Sarai, su sobrino Lot, y todas sus posesiones. También llevó a los mucho seguidores a quienes él y Sarai habían logrado acercar a los caminos de Hashem y de Su Torá. Los viajeros llegaron a la tierra de Canaan y continuaron hasta la ciudad de Shjem, donde D-s se le apareció a Abram en una visión y afirmó Su promesa de que algún día la tierra de Canaan pertenecería a sus descendientes. Abram construyó un mizbéaj (altar) en acción de gracias a Hashem por esas noticias felices.
Una terrible hambruna desatada en Canaan, impulsó a Abram a permanecer temporalmente en Egipto. Temiendo que los egipcios se sintieran atraídos por su esposa Sarai y lo asesinaran para apoderarse de ella , al acercarse a la tierra de Egipto le pidió que les dijera que era su hermana. Cuando arribaron a ese Pais la belleza de Sarai despertó gran admiración y fue llevada al palacio de Paró (faraón). De inmediato, Abram fue colmado de regalos de rebaños y sirvientes. Sin embargo, cuando Paró y su familia fueron castigados con misteriosas enfermedades, éste sintió que algo andaba mal. Supo que Sarai era, en realidad, esposa de Abram, y que su secuestro había causado este castigo. Paró pidió a Abram que abandonara Egipto junto con su familia y sus bienes, y Abram así lo hizo.
Con su esposa y las nuevas posesiones que había obtenido regresó a la ciudad de Bet-El, en Canaan. Puesto que Abram y Lot se habían hecho muy ricos y dueños de grandes rebaños, no había suficientes pasturas para los ganados de ambos y surgieron disputas entre los pastores. Para evitar el conflicto, Abram sugirió que él y Lot se separaran y ofreció a su sobrino que eligiera primero la tierra en la cual quería asentarse. Lot eligió la planicie del Jordán, fértil y bien irrigada, y levantó sus tiendas hasta la ciudad de Sdom, de mala fama por la perversidad de sus habitantes. Abram se estableció en la llanuras de Mamre, cerca de Jevrón y nuevamente recibió la promesa de D-s de que algún día sus descendientes poseerían esa tierra. 
En esa época, cinco gobernantes del sur de Canaán, incluyendo los reyes de Sedom y Amorá, se hallaban comprometidos en una revuelta contra Kedarlaomer, rey de Elam, a quien le habían pagado tributos durante doce años. Kedarlaomer buscó la ayuda de tres de los gobernantes vecinos. La revuelta se convirtió en una batalla en la que triunfaron Kedarlaomer y sus aliados. Estos obtuvieron un botín consistente en todas las posesiones de Sedom y Amorá. Además sometieron a cautiverio a gran parte del pueblo. Entre los cautivos se encontraba Lot. Al conocer la situación de su sobrino, Abram condujo a sus familiares y servidores, y presentó batalla contra las fuerzas victoriosas, las derrotó y rescató a Lot y sus posesiones, como así también al resto de los habitantes de Sedom y todos sus bienes. El rey de esta ciudad salió a saludar a Abram luego de su victoria y le ofreció todas las posesiones que había rescatado de Kedarlaomer, como recompensa por haber liberado a los cautivos. Abram, empero, rehusó cualquier tipo de retribución por sus esfuerzos.
A pesar de toda su buena fortuna, Abram se sentía triste por el hecho de no tener, aún, un hijo y heredero. Entonces, Hashem, le indicó que mirara el cielo y contara las estrellas. “Ciertamente , no puedes contarlas”, dijo D-s, “pues así de numerosos serán tus hijos”. Luego le hizo saber que lo había sacado de la tierra de Ur Casdim para entregarle esta tierra como posesión que heredarían sus descendientes. Abram preguntó: “¿Cómo sabré que poseo esta tierra?” Y Hashem selló, entonces, un pacto con él, conocido como Brit bein habetarim (pacto en las mitades). D-s le informó luego que sus descendientes serían esclavizados temporalmente en tierra extraña, pero que saldrían de ella con gran riqueza.
Como no tenía hijos, Sarai sugirió a Abram que tomara a su sierva hagar como segunda esposa. Cuando Hagar advirtió que estaba encinta le perdió el respeto a Sarai. Esta se sintió muy molesta y se quejó a Abram. El patriarca devolvió a Sarai su autoridad sobre hagar. Después, Sarai tuvo que lidiar duramente con la sierva, que terminó huyendo. Un ángel de Hashem apareció ante Hagar y le dijo que regresara, prometiéndole que el hijo que tendría , Ishmael, sería el fundador de una gran Nación. Cuando Abram llegó a la edad de noventa y nueve años Hashem renovó Su pacto con él y cambió Su nombre por el de Abraham, que significa “padre de una multitud de naciones”. Luego le ordenó que se circuncidara, junto con todos los demás varones de su casa. Desde entonces, todo niño varón judío que nace debe ser circuncidado a los ocho días de edad. Este ha sido el signo del pacto entre D-s y Abraham y sus descendientes. Hashem dijo también a Abraham que a partir de entonces Sarai sería conocida como Sará, que significa “princesa”. Abraham cumplió prestamente la gran mitzvá del Brit milá (circuncisión) en Ishmael y todos los varones de su casa, y luego se circuncidó él mismo. Todo esto fue realizado por Abraham a la luz del día, sin importarle lo que los demás podrían decir o hacer.
Lilmod ULelamed

jueves, 19 de octubre de 2017

Noaj (Genesis 6:9 - 11 :32)

Noaj era un hombre recto, pero los demás hombres de su generación eran malvados. D-s contempló el triste estado del mundo y decidió destruir a todos sus habitantes, con excepción de Noaj y su familia, provocando un diluvio. Informó a Nóaj de Su decisión y lo instruyó para que construyera un arca de tres pisos, en el que habitaría junto con su familia durante la inundación. Nóaj cumplió las instrucciones de Hashem y cuando el arca estuvo terminada, su mujer, sus tres hijos (Shem, Jam y Iafét) y sus respectivas esposas entraron en ella. Llevaron siete parejas de cada especie animal y cada ave casher, y una pareja de toda otra especie viviente. También almacenaron en el arca toda clase de alimentos para su sustento durante su estadía en ella. En el día decimoséptimo del segundo mes comenzó a llover copiosamente sobre la Tierra, al tiempo que grandes cantidades de agua surgían desde sus profundidades. Este diluvio continuó durante cuarenta días y cuarenta noches, y casi todos los seres vivientes que estaban fuera del arca se ahogaron. Fue de tal magnitud que transcurrieron casi seis meses antes de que las aguas descendieran lo suficiente como para que el arca se posara en la cima del monte Ararat.
Después de otros tres meses Nóaj liberó a un cuervo del arca para comprobar si había aparecido la tierra seca. El cuervo voló simplemente de un lado a otro, esperando que se disiparan las aguas de la superficie de la tierra. Siete días más tarde Nóaj envió una paloma, que regresó rápidamente al arca porque no pudo hallar un lugar donde posarse. Luego de esperar otros siete días Nóaj envió nuevamente a la paloma que regresó esta vez con una hoja de olivo en el pico, lo cual indicaba que las aguas estaban retrocediendo. Siete días más tarde, en la tercera ocasión, la paloma ya no regresó y Nóaj comprendió que la tierra había comenzado a secarse. Quitó, entonces, la cubierta del arca y D-s le dijo que saliera de ella. Nóaj así lo hizo luego de permanecer en la nave durante un año hebreo (lunar) y once días, o sea todo un año solar. Luego ofreció sacrificios de gratitud a Hashem por haber sobrevivido. D-s estuvo complacido con los sacrificios de Nóaj y le prometió que nunca destruiría a la raza humana por medio de un diluvio. Luego hizo aparecer un arco iris en el cielo y le dijo a Nóaj que serviría como símbolo de esa promesa.
Por medio de la descendencia de los tres ojos de Nóaj, la tierra volvió a poblarse y aparecieron los fundadores de numerosas naciones. En esa época toda la humanidad hablaba un solo idioma, lashón hakodesh, el idioma de lo sagrado. Desafortunadamente, la humanidad no aprendió de la experiencia del diluvio y retornó a las prácticas perversas.
Las diferentes naciones se reunieron y resolvieron construir una ciudad con una torre que llegara hasta el cielo. JAZAL (nuestros sabios de bendita memoria) explican que esa gente malvada no estaba satisfecha con poseer sólo la Tierra como morada. Pensamientos como: ¿Por qué D-s debe tener todo el cielo para El?, pasaban por sus mentes. 
Consiguientemente, la ciudad fue llamada Bavel, que significa mezcla, pues fue allí que Hashem mezcló los idiomas de la gente que habitaba la Tierra.
Se sucedieron diez generaciones desde Nóaj hasta Avraham. Este vivió en Ur Casdim, y fue allí que comprendió la unicidad de D-s y arriesgó su vida por rechazar a los ídolos y seguir a Hashem.
Lilmod ULelamed

viernes, 13 de octubre de 2017

Bereshit (Bereshit 1:1 - 6:8)

La Torá comienza declarando que en el principio Hashem creó el cielo y la tierra de la nada. Sin embargo, el mundo era un vacio, sin forma ni orden. durante los primeros seis días D-s creó y ubicó cada cosa en el universo en su posición adecuada de funcionamiento. El orden de esta tarea divina fue el siguiente:
Primer día: Creación de la luz y la oscuridad
Segundo día: Arreglo del rakía (firmamento) pra separar las aguas del cielo y de la tierra.
Tercer día: Acumulación de las aguas en un lugar, permitiendo que la tierra fuera visible
Cuarto día: Creación y ubicación del sol y de la luna en el cielo
Quinto día: Creación de la vida en elmar, y de las aves
Sexto día: Cración de los reptiles, demás animales y, finalmente el hombre
El Séptimo día de la creación, Hashem "descansó" y lo santificó como shabat.
D-s decidió que no era bueno que el hombre estuviera solo. Trajo a todos los animales y aves ante Adam, y éste les dio nombre, pero no pudo encontrar compañera para é entre ellos. En consecuencia, Hashem sumió a Adam en un profundo sueño, sacó una de sus costillas y luego cerró la herida con carne. Dio forma, desarrolló y completó la costilla, haciendo con ella una mujer, a la cual llevó ante Adam. Luego ubicó a ambos en el Jardín del Eden, donde podrían comer de todo, excepto del fruto prohibido del árbol del conocimiento. Sin embargo, Javá se dejó influir por la astutua serpiente (najash), comió del fruto prohibido y le dio a probar a Adam. como resultado de esta transgresión recibieron el castigo divino: fueron obligados a abandonar el Gan Eden y comenzaron su vida humana, tal como la conocemos, experimentando las dificulatades del trabajo para su sustento y el sufrimiento de la parición. También la serpiente recibió su castigo y a a partir de entonces se arrastra sobre la tierra y come polvo.

Adam y Javá tuvieron dos hijos: Caín, que se convirtió en agricultor, y Hevel, que fue un pastor. Ambos llevaron ofrendas de su producción a Hashem. Hevel era sincero y llevaba lo mejor de su rebaño. Por otro lado, Cain no lo era y llevaba lo peor de su producción. Hashem aceptó la ofrenda de Hevel e hizo descender un fuego del cielo, que lo asó. pero no ocurrió lo mismo con la de Cain, quien se sintió avergonzado y se encolerizo. Mientras estaban en el campo, Caín mató a Hével.
Cuando Hashem le preguntó donde estaba su hermano, Cain respondió: "Soy acaso el gurdián de mi hermano?" D-s lo castigó, entonces, severamente, maldiciéndolo y forzándolo a deambular continuamente sobre la faz de la Tierra.
Adam y Javá tuvieron un tercer hijo, Shet, y otros más. Como cada generación se reproducía, a su vez, el número de seres humanos creció considerablemente. 
Hubo diez generaciones desde ADam hasta Nóaj, incluyendo dos tzadikim: Janoj y Metushelaj. Sin embargo, la mayoría se inclinó hacia el mal y practicó la inmoralidad y la violencia. Hashem comenzó a reconsiderar Su acto de poblar el mundo con la raza humana. Noaj, empero, encontró gracia en Sus ojos.
Lilmod ULelamed

viernes, 6 de octubre de 2017

SUKOT-LAS CUATRO ESPECIES






En “Sukot” tomamos cuatro especies (Arbaat Haminim) que son, el “Etrog” (la fruta cítrica), el “Lulav” (la rama de la palmera), los “Hadasim” (las ramas de mirto), y las “Arabot” (ramas del sauce). Atamos las tres últimas, usando hojas del mismo “Lulav” y las asimos con la mano derecha, en la izquierda tomamos el Etrog y así juntamos las cuatro especies, cumpliendo el mandamiento de la Torá.
La manera correcta de mantener el “Etrog”, es en la forma en la que crece, con el ápice hacia arriba. Sin embargo, se acostumbra tomarlo al principio de la manera opuesta, y decir la bendición indicada en esta posición, e inmediatamente voltearlo y colocarlo de la manera en la que crece.
La razón de este procedimiento se basa, en que la “Braja” (bendición) debe de recitarse inmediatamente antes del cumplimiento de la Mitzva. Si tomamos el Etrog con el ápice hacia arriba, habremos cumplido la Mitzva ya antes de pronunciar la bendición, lo cual es incorrecto.
La bendición que debe decirse es “Al Netilat Lulav” (por asir el Lulav), la primera vez que se cumple esta”Mitzva” se recita también “Sheheheyanu” (que nos mantuviste con vida). Si el primer día de “Sukot” es “Shabat”, no se cumple en él esta Mitzva, y la bendición de “Sheheheyanu” se recita el segundo día.
Es costumbre agitar el Lulav hacia los cuatro puntos cardinales y hacia arriba y abajo (“Naanuim”), expresando nuestra fe en la total presencia divina. Como está escrito “lo aleja y acerca para aquel, a quien pertenecen los cuatro vientos, arriba y abajo para, aquel a quien le pertenecen los cielos y la tierra”.
Otra razón es que la fiesta de “Sukot” marca, el tiempo de juicio por las lluvias y el rocío, todas estas cuatro especies requieren un exceso de agua para su crecimiento, por eso al agitarlas hacia todas las direcciones, pedimos del eterno, quien proporciona sustento a toda su creación con bondad, y decimos ante él, así como estas cuatro especies no pueden existir sin el riego debido, asimismo todo el mundo requiere del agua. Al igual rezamos por los vientos, que estos sean únicamente para bendición.
Se toma el “Lulav” y se agita al pronunciar la bendición, y también al recitar el “Halel” (oración de alabanzas y cánticos). Al decir las palabras “Alabemos al Señor porque es bondadoso”, y al decir “por favor señor sálvanos”. Se reparten las palabras de manera tal que se agite hacia una dirección con cada palabra (al decir el nombre de D–s, no se agita el Lulav).
El significado de la mitzva – definicion de la belleza
Como mencionamos ya anteriormente, todas las Mitzvot deben de realizarse con hermosura, sobresale sin embargo, el precepto de las cuatro especies, en la cual la Torá nos especifica que ha de ser realzado y embellecido. Como indicamos antes, la “Suka” al igual se decora y adorna.
Las cuatro especies, simbolizan diferentes partes principales del cuerpo humano.
Siendo el “Lulav” la columna vertebral, los “Hadasim” (mirto) representan a los ojos (como es aparente en la forma de las hojas), las “Aravot” (sauce) señalan hacia la boca (imitando la imagen de esta ) y el “Etrog” (fruta cítrica) simboliza el corazón.
En el desenvolvimiento de las civilizaciones humanas han existido naciones que han desarrollado los conceptos de la belleza del cuerpo humano, poniendo énfasis en la perfección muscular y hermosura de un cuerpo joven, destacaron en este campo los griegos de la antigüedad.
Hubo pueblos que se distinguieron en la hermosura escénica de obras de magnífica arquitectura. En la creación del arte visual, pinturas y lienzos espléndidos, esculturas, imágenes, relieves y grabados admirables y magnos. Todo lo cual ahora constituye el acervo y patrimonio cultural de la civilización humana.
Existen aquellos que sobresalieron en la creación de obras literarias, desarrollando elocuencia y expresión de la palabra y las ideas, enalteciendo con gran belleza el sentido comunicativo de los humanos.
No cabe duda alguna que todos estos, son aspectos notables y semblantes reales del sentido estético, y constituyen hoy en día, la norma y matriz, de nuestra apreciación de lo hermoso y sublime.
Sin embargo, no son estos, el “Lulav”, los “Hadasim” y las “Aravot” las fuentes y los símbolos únicos de la belleza y la estética. Curiosamente, aunque todos ellos requieren su medida de hermosura, sin embargo, en la Torá aparece la palabra “Hadar” (hermoso), únicamente en el “Etrog” el símbolo del corazón, (y de este se derivan los demás símbolos). Reflejando un aspecto histórico del pueblo de Israel.
Nuestra nación no se destacó en la antigüedad, desarrollando la belleza del cuerpo humano, al igual no sobresalió en la construcción de grandes obras arquitectónicas, tampoco heredamos a las generaciones creaciones de arte, lienzos y esculturas. No fueron los grandes exponentes de la literatura y las letras universales, los Miguel Angel, los Leonardo da Vinci o los Shakespeare, hijos de nuestro pueblo. Pero el pueblo de Israel, aportó a la civilización universal, algo que es indudablemente más eminente y trascendente, la hermosura del corazón, la belleza del carácter y los buenos actos, la sublimidad de lo normal y lo ético, lo magno y admirable de la fe y la creencia en un D–s único, señor de la bondad y la compasión. En nuestra Torá, se menciona el término “Hadar”, principalmente en el “Etrog”.
Es una Mitzva el decorar la “Suka” con toda clase de adornos y ornamentos, ya indicamos que las vajillas y vasijas más preciadas son introducidas en la Suka. Nuestros jovencitos suelen, ocuparse días y noches en agregar decoraciones y hermosear la “Suka” .
Sin embargo, un punto notable es que no se acostumbra decorar y adornar la “Suka” en su exterior.
Si hubiéramos de hacer un recorrido por las calles de nuestras comunidades observantes, en el período de “Sukot”, y contempláramos las filas de cabañas y casitas, una tras de la otra, nos percataríamos que la apariencia externa de todas ellas, es muy simple y desaliñada, un madero de tamaño tal de este lado y otro de color y forma diferente del otro, y en una esquina, tapando un agujero un trozo de cartón.
Sin embargo, si es que no hay sentido de la estética en el exterior de las “Sukot”, empero al abrir la puerta y al entrar en ellas, se revela ante nuestros ojos un pequeño paraíso, radiante de gracia y belleza. Porque esa es la heredad de Israel, el énfasis y el realce de la belleza interior, la hermosura de lo íntimo y lo sublime del corazón.
La alegria de los “arbaat haminim”
Nos ordena la Torá; “y tomareis en el primer día la fruta del árbol hermoso, ramos de palmeras, ramas de sauce y de mirto y os alegraréis ante D–i por siete días” (Levítico 23).
¿Cuál es el origen y la razón de esta alegría? Uno de los más conocidos simbolismos de los cuatro “Minim” es el presentado en el Midrash “así como el “Etrog” tiene un buen sabor y una agradable fragancia, de igual manera existen en el pueblo de Israel hombres justos que estudian la Torá y practican buenas acciones.
Tal como el ramo de la palmera, cuyo fruto, el dátil, tiene buen sabor, pero carece de aroma, así existen hombres que han estudiado la Torá, pero no practican lo que han aprendido con perfección.
De la forma como el mirto tiene un agradable aroma pero es insípido, así existen hombres de buenas acciones que no poseen instrucción.
Empero, como el sauce que no es comestible ni tampoco despide fragancia, así son aquellos hombres que no han estudiado ni tampoco realizan buenos actos”, estos cuatro grupos representan los diferentes tipos y corrientes que en su conjunto conforman nuestra nación. Sin embargo, la clave del éxito y la sobrevivencia del pueblo, depende de la unidad y el consenso de todos sus diversos componentes. La fiesta de “Sukot” llamada también “la fiesta de la recolección”, no únicamente se relaciona y refiere a la recolección de los frutos de los árboles, sino a algo que más trasciende, la reunión de todos los grupos y corrientes de nuestro pueblo y su unificación.
Al igual la “Suka” es un precepto singular en el cual teóricamente, todo el pueblo puede cumplir la misma “Mitzva” en una misma “Suka”, en conjunto y al mismo tiempo. Y es esta unidad, que representamos al tomar las cuatro especies en conjunto, el origen y la razón del regocijo de “Sukot”, recordándonos el versículo “que bueno y agradable es la estancia de los hermanos en la unión”.