jueves, 27 de septiembre de 2012

Haazinu (Deuteronomio) 32:1 32:52)


PARASHÁ.


Moshé comenzó su poético discurso al pueblo invocando a los cielos y a la tierra como testigos eternos de sus advertencias. Marcó el contraste entre la fidelidad y la justicia de Hashem, y las formas corruptas de Su nación elegida. Si los benei Israel inquirieran sobre la vieja generación, se les diría cómo D-s había elegido a Israel entre todas las naciones y cuidado a sus miembros en el desierto como un águila cuida a sus crías. Sin embargo, en generaciones posteriores Israel podría volverse hacia otros objetos de culto
Consiguientemente, D-s promete castigar su falta de apreciación negando Su favor. Tanto los jóvenes como los ancianos serán castigados con el saqueo y la crueldad del enemigo. Será sólo Su preocupación la que evitará la completa destrucción de Israel.
En consecuencia, los benei Israel deben comprender que sólo por medio de la providencia del Señor podrían rechazar ejércitos muy superiores. Es imprescindible que reconozcan que existe un sólo D-s, Cuyo poder es absoluto.
Después de completar este discurso, el Señor le dijo a Moshé que ascendiera al Monte Nevó para que pudiera ver la Tierra Prometida antes de morir.
Lilmod ULelamed

GALEGO

Moshé comezou o seu poético discurso ao pobo invocando aos ceos e á terra como testemuñas eternas das súas advertencias. Marcou o contraste entre a fidelidade e a xustiza de Hashem, e as formas corruptas da súa nación elixida. Se os benei Israel inquirisen sobre a vella xeración, diríaselles como D-s elixira a Israel entre todas as nacións e coidado aos seus membros no deserto como un aguia coida ás súas crías. Con todo, en xeracións posteriores Israel podería volverse cara a outros obxectos de culto
Consiguientemente, D-s promete castigar a súa falta de apreciación negando O seu favor. Tanto os mozos como os anciáns serán castigados co saqueo e a crueldade do inimigo. Será só A súa preocupación a que evitará a completa destrución de Israel.
En consecuencia, os benei Israel deben comprender que só por medio da providencia do Señor poderían rexeitar exércitos moi superiores. É imprescindible que recoñezan que existe un só D-s, Cuxo poder é absoluto.
Logo de completar este discurso, o Señor díxolle a Moshé que ascendese ao Monte Nevou para que puidese ver a Terra Prometida antes de morrer.
Lilmod ULelamed

jueves, 20 de septiembre de 2012

Vaielej (Deuteronomio 31:1 31:30)




Moshé tenía 120 años de edad cuando anunció que su liderazgo llegaba a su fin. Reveló, además, que Iehoshúa había sido elegido por Hashem como su sucesor, que asumiría el mando y conduciría exitosamente a Israel a la Tierra Prometida. En presencia de todo el pueblo, Moshé exhortó a Iehoshúa a ser fuerte y valiente, y a depositar toda su confianza en D-s.
Luego puso por escrito la Ley y la entregó a los cohanim y a los ancianos. Cuando hubiera un rey que gobernara a Israel, debería leerla públicamente, en Sucot del año siguiente al de la shemitá, a los judíos reunidos en el Santuario. De esta forma, cada hombre, mujer y niño de Israel tendría presente su obligación de obedecer a D-s.
El libro de la Ley escrito por Moshé debía ser colocado por los leviim al lado del Arón Hadkodesh, para atestiguar contra Israel si alguna vez se desviaba de sus enseñanzas.
Luego Hashem ordenó a Moshé que reuniera al pueblo para enseñarle los pasajes de la parashat Haazinu, que le recordaría nuevamente las consecuencias de volverse contra el Señor.
Lilmod ULelamed


EN GALEGO

Moshé tiña 120 anos de idade cando anunciou que o seu liderado chegaba ao seu fin. Revelou, ademais, que Iehoshúa fora elixido por Hashem como o seu sucesor, que asumiría o mando e conduciría exitosamente a Israel á Terra Prometida. En presenza de todo o pobo, Moshé exhortou a Iehoshúa a ser forte e valente, e a depositar toda a súa confianza en D-s.
Logo puxo por escrito a Lei e entregouna aos cohanim e aos anciáns. Cando houbese un rei que gobernase a Israel, debería lela publicamente, en Sucot do ano seguinte ao da shemitá, aos xudeus reunidos no Santuario. Desta forma, cada home, muller e neno de Israel tería presente a súa obrigación de obedecer a D-s.
O libro da Lei escrito por Moshé debía ser colocado polos leviim á beira do Arón Hadkodesh, para testemuñar contra Israel se algunha vez desviábase dos seus ensinos.
Logo Hashem ordenou a Moshé que reunise ao pobo para ensinarlle as pasaxes da parashat Haazinu, que lle recordaría novamente as consecuencias de volverse contra o Señor.
Lilmod ULelamed

martes, 11 de septiembre de 2012

Nitzavim (Deuteronomio 29:9 30:20)




La lectura de Nitzavim coincide con el Shabat previo a Rosh Hashaná, Iom Hadin, Día del Jucio.

“Uds. Están presentes este día, todos ustedes frente al Eterno vuestro Dios”.


“Mira, ya he puesto delante de ti hoy la vida y la prosperidad, la muerte y la adversidad...la vida y la muerte, la bendición y la maldición”. Y ahora la Torá va más allá que darnos opciones—nos urge: “Elegirás la vida”. En la ocasión anterior la alternativa fue presentada al pueblo entero, ahora la elección se dirige al individuo. En la vez anterior lo que estaba en juego era la bendición y la maldición, ahora el dilema está entre la vida y la muerte.

Parece entonces que las bendiciones del pueblo todo dependen de las elecciones realizadas por los ciudadanos individualmente. La preocupación de la Torá no es el bienestar del individuo sino en qué medida el comportamiento de cada persona influencia en la vida del pueblo de D-s. Entonces cuando la Torá insta a la persona a escoger la vida ello significa que cada uno elija el tipo de conducta que afirme la vida para el pueblo entero.

Más aun. Cuando la Torá se refiere a la vida y la muerte para todo el pueblo, ella equipara vida con vida en la Tierra, y muerte con el exilio de la misma. El llamado a escoger la vida impulsa a cada individuo a elegir un modo de vida que posibilita que todo el pueblo permanezca en la Tierra.

La Torá también especifica el contenido espiritual de ese modo de vida: “amar a D-s, seguir Sus caminos, y cumplir Sus mandamientos”. Pues sólo así se cristalizará la tan anhelada Bendición sobre la Tierra para todos sus habitantes.

Ecos de esta idea la encontramos en una tradición posterior, en la oración vespertina, y quizás también en la clásica sentencia: “En Rosh Hashaná se suscribe...y quien vivirá y quien morirá.”

Nosotros, que hemos tenido el privilegio de asistir a la reconstrucción de la tierra de Israel, debemos meditar sobre esto conceptos cada noche, y especialmente cuando nos acercamos al “Día”, con mayúscula, el Día del Juicio.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ki Tavó (Deuteronomio 26:1 -29:8)





Moshé concluye la sección legal de su discurso con una enumeración de las ceremonias a realizarse en la Tierra Prometida y que comprendían los bicurim, los primeros frutos de los siete minim (especies). Estos debían ser llevados al cohén en el Santuario central. El donante debía recitar entonces una oración de gracias, recordando cómo Hashem había liberado a sus antepasados de la esclavitud en Egipto y conducido a la nueva generación a una tierra en la que fluía leche y miel.
El maaser (diezmo de la cosecha) de cada tercer año del ciclo de la shemitá debía ser entregado a los pobres. Después de esto, era menester que el donante ofreciera una plegaria en la que declaraba que había obedecido el mandamiento de apartar maaser para los leviím, los huérfanos y las viudas.
Moshé y los ancianos instruyeron al pueblo para que observara varias ceremonias solemnes después de cruzar el río Jordan. En primer lugar, colocarían grandes piedras en el monte Eival e inscribirían claramente sobre ellas todas las palabras de la Ley. En segundo término, debían construir un altar de piedras y sacrificar sobre él ofrendas quemadas y ofrendas de paz. La comida del sacrificio que seguía a estas últimas debía ser servida en una atmósfera de regocijo. En tercer lugar, la aceptación de la Ley debía ser ratificada por las doce tribus de la siguiente manera: Seis debían estar de pie sobre el monte Gerizim, representado las bendiciones, en tanto que las seis restantes debían ubicarse en el monte Eival, representado las maldiciones. Los leviím debían estar en el valle entre los dos montes , y pronunciar maldiciones sobre aquellos que cometían los siguientes pecados, bendiciendo a quienes los evitaban:
a) Practicar la idolatría
b) Deshonrar a los padres;
c) Correr una línea divisoria del vecino ("remover los mojones de su prójimo")
d) Extraviar a los ciegos;
e) Actuar injustamente con el extranjero, el huérfano y la viuda;
f) Actuar en forma inmoral;
g) Asesinar a alguien ocultamente;
h) Recibir soborno por levantar falso testimonio en una causa que implica la pena capital;
i) No observar los mandamientos en general.
Todos los miembros de las doce tribus debían responder a cada maldición y cada bendición con la palabra "Amén".

El pueblo había sido advertido frecuentemente acerca de las consecuencias de desobedecer las leyes de Hashem. Ahora que estaba a punto de entrar en la tierra Prometida, Moshé consideró su deber enfatizar más aún, las consecuencias que traería su conducta futura. si los Benei Israel observaban los mandamientos de Hashem, recibirían numerosas bendiciones, incluso la prosperidad de sus campos y ciudades, abundante ganado, el sometimiento de los enemigos y la supremacía sobre otras naciones. Lo contrario ocasionaría el desastre: enfermedades, hambruna y muerte; la tierra de los judíos sería saqueada por una nación cruel; los judíos serían diseminados por todo el munod y se convertirían nuevamente en esclavos.
Moshé comenzó entonces su discurso tercero y final. En él exhortó al pueblo a recordar a D-s, Quien los protegió en Egipto y luego durante su deambular por el desierto, y continuaría protegiéndolos en el futuro.
Lilmod ULelamed