martes, 26 de febrero de 2013

Ki Tisa (Shemot 30:11 - 34:35)






Cuando se hizo el censo de los israelitas varones mayores de veinte años (sujetos, por ende, a servir en el ejercito), cada uno de ellos debió pagar medio shekel de plata. Este metal era usado para la construcción del Santuario. Debía hacerse también una jofaina de bronce para ser utilizada por Aharón y sus hijos para el lavado de manos. Estaba ubicada en el atrio, entre el altar de ofrendas quemadas y la entrada al Santuario. Para ungir a sacerdotes y vasijas era utilizada una mezcla de aceite de cuatro hierbas aromáticas prescriptas, mezclada con aceite de oliva, y se preparaba incienso para uso sagrado, hecho con especies dulces seleccionadas.
Betzalel, de la tribu de Iehuda, y Oholiav, de la tribu de Dan, fueron elegidos por la Divinidad para aplicar su habilidad como artesanos a la supervisión del trabajo de construcción del Santuario. Aunque la construcción del Mishcán era de la mayor importancia, no debía anular la observancia del shabat y el pueblo recibió ordenes de cesar todo trabajo durante el día de descanso.
Moshé había permanecido en el monte Sinaí durante cuarenta días y cuarenta noches y el pueblo, temiendo que no regresara, reclamaba un objeto visible que pudiera adorar. Persuadió a Aharón para que diera forma a la imagen de un becerro, fundiendo el oro de sus joyas. Los judíos llevaron ofrendas quemadas y de paz a ese ídolo, alrededor del cual cantaron y danzaron. Ese despliegue de herejía provocó la ira de D-s, y ordenó a Moshé que descendiera. Le informó del pecado de Israel y declaró que destruiría a esa nación traidora. Moshé suplicó al Señor que tuviera piedad y no diera a los egipcios la oportunidad de regocijarse con la desgracia de los israelitas, sino que recordara Su pacto eterno con los patriarcas. Al oír este ruego, Hashem concedió al pueblo judío una nueva oportunidad.
Mientras descendía de la montaña el diecisiete de Tamuz, con las dos Tablas de la Ley grabadas por D-s, Moshé oyó los gritos de la orgía y al observar la oprobiosa conducta del pueblo, las arrojó al suelo. Luego, destruyó el becerro de oro y lo echó al fuego, después de lo cual lo molió hasta convertirlo en polvo, que echó en una corriente de agua de la cual hizo beber al pueblo. Reprochó a Aharón por lo ocurrido y éste se justificó diciendo que se vio forzado a cumplir las demandas del pueblo. Moshé convocó a todos sus partidarios a reunirse alrededor de él y la tribu de Levi respondió inmediatamente. A su orden, los miembros de Leví recorrieron el campamento y mataron alrededor de trescientos jefes de la revuelta. El amor y la compasión de Moshé por el pueblo lo impulsó a rogar al Señor que lo perdonara, pues si fuera destruido él perdería el deseo de vivir. La respuesta que recibió fue que sólo serían castigados aquellos que habían pecado intencionalmente, y que en vista de la intercesión de Moshé el pueblo sería conducido a la Tierra prometida por un enviado de Hashem, no por El mismo. Al enterarse de la reprobación del Señor por sus acciones, los israelitas se lamentaron y se quitaron los ornamentos en señal de pesar.
Moshé levantó su tienda fuera del campamento que había sido profanado por el becerro de oro. En íntima comunión con D-s pidió una revelación de los atributos divinos para ayudarlo en la conducción del pueblo. El Señor volvió a asegurarle que El sería piadoso y guiaría a los judíos hacia Eretz Israel, pues Moshé personalmente había hallado gracia en Sus ojos. En respuesta a un pedido de que se le permitiera contemplar la Gloria Divina, se le dijo a Moshé que ningún mortal podía ver a Hashem y continuar viviendo. No obstante, se le permitió una mirada fugaz al resplandor divino a través de una grieta en la roca montañosa.
Una vez más Moshé ascendió solo a la montaña, llevando consigo las dos nuevas tablas de piedra que se le había ordenado preparar. D-s descendió en una nube, se reveló como el Señor de la Piedad, la Bondad y la Verdad, y renovó Su pacto con Israel repitiendo los principales mandamientos que había dado previamente. Estos incluían la prohibición de la idolatría, la observancia de las festividades y la santificación del Shabat.
Hashem inscribió los Diez Mandamientos en las dos tablas de piedra, mientras Moshé registraba el contenido del pacto renovado. Después de pasar otros cuarenta días y cuarenta noches en la montaña, lapso durante el cual se abstuvo de comer y beber, Moshé descendió de la montaña y regresó al campamento. Su rostro refulgía con el resplandor Divino. A continuación comunicó las palabras del Altísimo, oídas por él en el monte Sinaí, a Aharón, los ancianos y toda la asamblea. Luego que hubo terminado de hablar se cubrió el rostro radiante con un velo. De allí en más sólo se lo quitaba cuando se encontraba ante la presencia del Señor, o cuando transmitía Su mensaje al pueblo.
Lilmod ULelamed
GALEGO

Cando se fixo o censo dos israelitas varóns maiores de vinte anos (suxeitos, polo tanto, a servir no exercito), cada un deles debeu pagar medio shekel de prata. Este metal era usado para a construción do Santuario. Debía facerse tamén unha xofaina de bronce para ser utilizada por Aharón e os seus fillos para o lavado de mans. Estaba situada no atrio, entre o altar de ofrendas queimadas e a entrada ao Santuario. Para ungir a sacerdotes e vasijas era utilizada unha mestura de aceite de catro herbas aromáticas prescriptas, mesturada con aceite de oliva, e preparábase incienso para uso sagrado, feito con especies doces seleccionadas.
Betzalel, da tribo de Iehuda, e Oholiav, da tribo de Dan, foron elixidos pola Divinidad para aplicar a súa habilidade como artesanos á supervisión do traballo de construción do Santuario. Aínda que a construción do Mishcán era da maior importancia, non debía anular a observancia do shabat e o pobo recibiu ordenes de cesar todo traballo durante o día de descanso.
Moshé permanecera no monte Sinaí durante corenta días e corenta noites e o pobo, temendo que non regresase, reclamaba un obxecto visible que puidese adorar. Persuadiu a Aharón para que dese forma á imaxe dun becerro, fundindo o ouro das súas xoias. Os xudeus levaron ofrendas queimadas e de paz a ese ídolo, ao redor do cal cantaron e danzaron. Ese despregue de herejía provocou a ira de D-s, e ordenou a Moshé que descendese. Informoulle do pecado de Israel e declarou que destruiría a esa nación traidora. Moshé suplicou ao Señor que tivese piedade e non dese aos egipcios a oportunidade de regocijarse coa desgraza dos israelitas, senón que recordase O seu pacto eterno cos patriarcas. Ao oír leste rogo, Hashem concedeu ao pobo xudeu unha nova oportunidade.
Mentres descendía da montaña o dezasete de Tamuz, coas dúas Táboas da Lei gravadas por D-s, Moshé oíu os gritos da orxía e ao observar a oprobiosa conduta do pobo, arroxounas ao chan. Logo, destruíu o becerro de ouro e botouno ao lume, logo do cal o molió ata convertelo en po, que botou nunha corrente de auga da cal fixo beber ao pobo. Reprochou a Aharón polo ocorrido e este xustificouse dicindo que se viu forzado a cumprir as demandas do pobo. Moshé convocou a todos os seus partidarios a reunirse ao redor del e a tribo de Levi respondeu inmediatamente. Á súa orde, os membros de Leví percorreron o campamento e mataron ao redor de trescentos xefes da revolta. O amor e a compaixón de Moshé polo pobo impulsouno a rogar ao Señor que o perdoase, pois si fose destruído el perdería o desexo de vivir. A resposta que recibiu foi que só serían castigados aqueles que pecaran intencionalmente, e que en vista da intercesión de Moshé o pobo sería conducido á Terra prometida por un enviado de Hashem, non polo mesmo. Ao decatarse da reprobación do Señor polas súas accións, os israelitas lamentáronse e quitáronse os ornamentos en sinal de pesar.
Moshé levantou a súa tenda fose do campamento que fora profanado polo becerro de ouro. En íntima comuñón con D-s pediu unha revelación dos atributos divinos para axudalo na condución do pobo. O Señor volveu asegurarlle que O sería piadoso e guiaría aos xudeus cara a Eretz Israel, pois Moshé personalmente achara graza nos seus ollos. En resposta a un pedido de que se lle permitise contemplar a Gloria Divina, díxoselle a Moshé que ningún mortal podía ver a Hashem e continuar vivindo. No entanto, permitíuselle unha mirada fugaz ao resplandor divino a través dunha grieta na roca montañosa.
Unha vez máis Moshé ascendeu só á montaña, levando consigo as dúas novas táboas de pedra que se lle ordenou preparar. D-s descendeu nunha nube, revelouse como o Señor da Piedade, a Bondade e a Verdade, e renovou O seu pacto con Israel repetindo os principais mandamientos que dera previamente. Estes incluían a prohibición da idolatría, a observancia das festividades e a santificación do Shabat.
Hashem inscribiu os Dez Mandamientos nas dúas táboas de pedra, mentres Moshé rexistraba o contido do pacto renovado. Logo de pasar outros corenta días e corenta noites na montaña, lapso durante o cal abstívose para comer e beber, Moshé descendeu da montaña e regresou ao campamento. O seu rostro refulgía co resplandor Divino. A continuación comunicou as palabras do Altísimo, oídas por el no monte Sinaí, a Aharón, os anciáns e toda a asemblea. Logo que houbo terminado de falar cubriuse o rostro radiante cun veo. De alí en máis só llo quitaba cando se atopaba ante a presenza do Señor, ou cando transmitía A súa mensaxe ao pobo.
Lilmod ULelamed

miércoles, 20 de febrero de 2013

Tetzave (Shemot 27:20 - 30:10)





Aharón y sus hijos, Nadav, Avihú, Elazar e Itamar, fueron elegidos para actuar como cohanim (sacerdotes). Una de sus tareas era de mantener la Menorah continuamente encendida en el Santuario. El aceite para las lámparas era facilitado por los miembros de la comunidad en general. Mientras oficiaban en el Santuario, los cohanim debían usar vestimentas especiales. Aharón, como Cohén Gadol (Sumo Sacerdote), debía vestirse con ropas especialmente distintivas, confeccionadas por hábiles artesanos.
La investidura de Aharón y la de sus hijos fue confirmada por una cantidad de actos simbólicos. Aharón fue presentado con sus vestimentas por Moshé, y ungido con aceite. A esto siguió la investidura de los otros cohanim. Varios sacrificios fueron llevados al Santuario, puestos en las manos de los sacerdotes, agitados ante el altar y finalmente quemados para simbolizar el derecho de los cohanim a ofrecer sacrificios. Estos ritos repetidos diariamente durante siete días.
Entre otras obligaciones, los sacerdotes tenían la de de traer diariamente una ofrenda quemada de un cordero, en la mañana y al anochecer, en nombre de toda la comunidad judía.
Lilmod ULelamed

 GALEGO

 Aharón e os seus fillos, Nadav, Avihú, Elazar e Itamar, foron elixidos para actuar como cohanim (sacerdotes). Unha das súas tarefas era de manter a Menorah continuamente acesa no Santuario. O aceite para as lámpadas era facilitado polos membros da comunidade en xeral. Mentres oficiaban no Santuario, os cohanim debían usar vestimentas especiais. Aharón, como Cohén Gadol (Sumo Sacerdote), debía vestirse con roupas especialmente distintivas, confeccionadas por hábiles artesáns.
A investidura de Aharón e a dos seus fillos foi confirmada por unha cantidade de actos simbólicos. Aharón foi presentado coas súas vestimentas por Moshé, e unXido con aceite. A isto seguiu a investidura dos outros cohanim. Varios sacrificios foron levados ao Santuario, postos nas mans dos sacerdotes, axitados ante o altar e finalmente queimados para simbolizar o dereito dos cohanim a ofrecer sacrificios. Estes ritos repetidos diariamente durante sete días.
Entre outras obrigacións, os sacerdotes tiñan a de de traer diariamente unha ofrenda queimada dun cordeiro, na mañá e á noitiña, en nome de toda a comunidade xudía.
Lilmod ULelamed

miércoles, 13 de febrero de 2013

Teruma (Shemot 25:1 - 27:19)







Hashem ordenó a Moshé que construyera un Mishcán (Santuario) que simbolizara Su presencia entre el pueblo y que fuera conforme al modelo Divino. Para erigirlo, se pidió a los benei Israel que aportaran voluntariamente metales preciosos, telas, pieles, lana, aceite, especias, incienso y piedras preciosas. El santuario consistía de un Jatzer (patio exterior) que contenía el altar para quemar ofrendas, la jofaina usada por los cohanim (sacerdotes) y el Tabernáculo, que estaba dividido en dos cámaras por una cortina. La cámara exterior fue denominada Kodesh (lugar sagrado), la menorá (candelabro) y el mizbeaj haktóret (altar del incienso). La cámara interior fue llamada Kodesh Hakodashim (Sanctasanctórum). A ella entraba únicamente el Cohén Gadol (Sumo Sacerdote), y sólo en Iom Kipur. Allí estaba el Arón (Arca), el más sagrado de los objetos del santuario. El Arón contenía las dos tablas de piedra en las que estaban grabados los Diez Mandamientos. Fue desde el Arón que D-s reveló, por medio de Moshe, Sus mandamientos a los benei Israel. Las instrucciones para fabricar todos los utensilios y construir el edificio para el Mishcán son detalladas minuciosamente.
Lilmod ULelamed

jueves, 7 de febrero de 2013

Mishpatim





La parashá Mishpatim enumera muchas leyes básicas para la preservación de una existencia civilizada entre los b´nei Israel. El primer grupo de leyes promueve el trato humanitario de los esclavos. Un judío que ha sido vendido como sirviente para restituir el valor de un robo, debe ser puesto en libertad luego de un máximo de seis años de servicio. Si estaba casado cuando se convirtió en enclavo, el amo debe mantener a su esposa judía y a los hijos durante el período de servidumbre, y luego liberarlos al completarse ese período. Sin embargo, si su amo le provee de una esclava (shifjá c´naanit), ella y los niños que tenga de él permanecerán con el amo después de que el esclavo judío es liberado. Si el esclavo se apega tanto a su amo y la familia que insiste en permanecer con ellos luego de que los años de servidumbre hubiesen expirado, hace una declaración a este efecto ante los jueces, y el amo perfora su oreja contra la puerta de la casa con un punzón. Entonces el esclavo permanece como tal hasta el año del iovel (jubileo - al año quincuagésimo).
Un hombre puede vender a su hija como sirvienta hasta que ella tenga doce años de edad. Si no complace al amo, no puede ser vendida como esclava en un país extranjero. En lugar de ello, sus padres pueden redimirla del amo. Si el hijo del amo se casa con ella, debe ser tratada como una judía nacida libre. No se le pueden negar sus derechos maritales si el hombre o su hijo se casan con otra mujer, en cuyo caso ella queda en libertad.
Si un hombre golpea a su esclavo no judío y éste muere,el amo es castigado según lo determinen los jueces. Sin embargo, si el esclavo muere después de uno o dos días, el amo no es castigado pues se supone que no intentaba matarlo. Pero si el amo mutila al esclavo, éste es liberado inmediatamente.
La pena de muerte se impone por los siguientes crímenes: asesinato intencional (cuando uno causa una muerte accidentalmente, puede escapar de los vengativos sobrevivientes de la víctima huyendo a una ciudad de refugio); maldecir al padre o a la madre utilizando el nombre de Hashem; secuestro; prácticas de brujería; práctica de bestialidad, y sacrificios de ídolos.
He aquí las leyes referentes a agravios: si alguien hiere a otro durante una pelea, es considerado responsable por las pérdidas de beneficios de la víctima y por los honorarios médicos. Asimismo debe compensarla por dolor, turbación y herida física. Si mientras está luchando con otro hombre golpea accidentalmente a una mujer y causa su aborto, es responsable y debe pagar por los daños causados. Si el dueño de un animal peligroso no toma las precauciones adecuadas y la bestia mata a un ser humano, debe ser sacrificada y el dueño, castigado. Si un animal mata a un esclavo no judío, el dueño de éste recibe treinta shekalim de plata como compensación.
También debe pagarse compensación por daño a la propiedad. Si un animal muere después de haber caído en un pozo descubierto, el responsable de la negligencia debe pagar a su propietario el valor del animal y deducir el precio de la res muerta. Si el buey de un hombre mata al de otro, el primero es vendido y los propietarios se dividen el producto de ambos bueyes.
Si alguien roba y luego sacrifica o vende un buey, debe pagar el quíntuple de su valor al propietario, en tanto que si roba una oveja sólo debe pagar el cuádruple. Si el ladrón es capturado con el animal en su poder, paga el doble. Un dueño de casa puede alegar homicidio justificado si mata a un ladrón que penetra en su casa durante la noche; sin embargo, es acusado de asesinato si mata a un ladrón durante el día. Si el ladrón es muy pobre y no puede devolver lo robado, es vendido como esclavo.
Cuando un hombre permite a sabiendas que un animal suyo deambule por el campo o el viñedo de otro hombre, y causa algún daño, debe evaluarse las mejores partes de sus campos como base para estimar la compensación. Una pena similar es aplicada al hombre que enciende un fuego y ocasiona, por descuido, el incendio de la propiedad de su vecino.
Si se confía dinero o propiedades al cuidado de un individuo al que no se le paga por ello, y son robados, el propietario debe recibir el doble del valor del objeto faltante. Esta multa es pagada por el ladrón si es capturado, o por el depositario si es capturado, o por el depositario si es hallado culpable de desfalco, o por los testigos que acusen falsamente al depositario de tener el objeto en su poder. El depositario puede absolverse a sí mismo de obligación si hace un juramente de que no es responsable por la pérdida del objeto.
Cuando un animal confiado a un guardián pago muere y es lastimado o robado, el depositario puede también prestar juramento de que no es responsable. Sin embargo, si el animal es robado, el guardián será responsable. Si el animal es maltratado por bestias salvajes, el depositario no es responsable si puede devolver la res. Si alguien toma prestado un animal es responsable por su muerte o herida, a menos que el dueño esté presente en el momento del accidente.
La Torá advierte que un extranjero no debe ser maltratado o insultado en forma alguna, pues los judíos mismos fueron extranjeros en la tierra de Egipto. Igual consideración debe mostrarse a la viuda y al huérfano. De lo contrario, Hashem descargará Su cólera sobre cualquiera que se aproveche de su mala situación.
Los préstamos deben hacerse sin cobrar intereses. Si alguien toma como fianza una prenda que es usada como cobija por la noche, debe devolverla a su propietario antes de la puesta del sol.
La perversión de la justicia puede ser el mayor peligro para la supervivencia de una sociedad civilizada. Puede ser causada por uno de los siguientes motivos: un testigo que levanta falso testimonio en favor de un individuo culpable; un testigo que no sostiene firmemente lo que correcto, sino que sigue a la mayoría en el error; un juez que administra justicia sobre una base parcial, y uno que acepta un soborno que influye en sus decisiones.
Debemos extender nuestra ayuda al prójimo incluso cuando hay rivalidad de por medio. Si ocurre que alguien encuentra un animal pedido por su rival, debe devolvérselo. De igual manera, si alguien encuentra un animal que yace impotente bajo su carga, debe ayudarlo y aliviar su dolor.
Los primeros productos y frutos de la tierra y los viñedos deben ser ofrecidos a D-s, Quien ha provisto al hombre esos presentes. En forma similar, los primogénitos de hombres y animales deben ser consagrados a
D-s.

Otras leyes incluyen la prohibición de comer treifá (la carne de un animal despedazado por bestias en el campo). El séptimo año del ciclo de la shemitá es sabático. Durante su transcurso la tierra no debe ser sembrada ni cosechada, sino permanecer en barbecho. El shabat debe ser observado con una completa abstención de trabajo por parte de todo miembro de la casa, incluyendo los sirvientes y hasta el ganado. Tres veces por año (en Pesaj, Shavuot y Sucot), cada adulto israelita debe hacer un peregrinaje al Templo Sagrado, llevando ofrendas como expresión de gratitud a Hashem. Está prohibido remojar la carne de cabrito en la leche de su madre.
En un mensaje final, los israelitas reciben la promesa de que se obedecen las leyes divinas, el Señor los apoyará en su conquista gradual de Canaán, y su victoria estará asegurada.
Moshé regresó desde las alturas del monte Sinaí y luego de escribir todos los preceptos que le fueran transmitidos por D-s, ofreció sacrificios y leyó el Libro del Pacto al pueblo. Este respondió de inmediato, diciendo: "Todo lo que Hashem ha dicho, nosotros haremos y escucharemos". Por orden del Señor, Moshé, Aharón, Nadav y Avihú, junto con los setenta ancianos, ascendieron al monte, donde presenciaron una visión mística de la Gloria Divina. Después de su descenso, Moshé fue convocado solo para recibir las dos Tablas de la Ley sobre las cuales D-s había inscripto los Diez Mandamientos, a fin de que le fueran enseñados ampliamente al pueblo, mientras que Aharón y Jur quedaron para gobernar en su ausencia. Seguido por Iehoshúa (que permaneció en la parte baja de la montaña), Moshé subió al monte Sinaí, que estaba rodeado por una nube; luego penetró en la bruma de la nube y permaneció allí durante cuarenta días y cuarenta noches.
Lilmod ULelamed