martes, 11 de diciembre de 2012

Miketz (Génesis 41:1-44:17)






Dos años después de que el mayordomo principal fuera liberado de prisión, el faraón tuvo dos sueños extraños. En uno vio siete vacas flacas que devoraban siete vacas bien alimentadas y que, no obstante, permanecían débiles. En el otro vio siete espigas vacías tragándose otras siete llenas de granos, las que, sin embargo, permanecían delgadas. El faraón estaba perturbado por estos sueños y no se tranquilizó con ninguna de las interpretaciones ofrecidas por sus consejeros. Fue entonces que el copero recordó la capacidad de Iosef para interpretar sueños y le habló de ese talento al faraón.
Iosef fue llamado inmediatamente a presencia del monarca de Egipto, quien le informó que había tenido unos sueños que nadie había podido interpretar satisfactoriamente, y que había oído que él era capaz de explicarlos. Después de declarar que no era con su propia sabiduría que interpreta los sueños, sino que era D-s quien lo hacía a través de él, Iosef se dispuso a escuchar al faraón para satisfacer su pedido. Explicó que ambos sueños portaban el mismo mensaje de Hashem sobre lo que El estaba a punto de hacer. Las siete vacas bien alimentadas y las siete espigas rebosantes de granos representaban siete años de prosperidad económica para Egipto. Las siete vacas flacas y las siete espigas vacías de granos simbolizaban siete años de grave depresión económica, con una rigurosa hambruna, que seguirían a los años de prosperidad. Los siete años de hambre serían tan asoladores que los buenos anteriores serían olvidados. Más aún, la duplicación de este mensaje a través de dos sueños significaba que el comienzo de la materialización de ambos sueños era inminente.
Iosef aconsejó al faraón que nombrara a una persona sabia para administrar la tierra de Egipto. Los alimentos debían ser almacenados bajo el control del faraón durante los siete años de abundancia para servir de sustento durante los años de escasez. La interpretación y el consejo de Iosef fueron aceptados por el soberano y todos sus servidores. En consecuencia, el faraón eligió inmediatamente al propio Iosef para el cargo mencionado y a la edad de treinta años lo convirtió en virrey de Egipto.
El faraón instaló oficialmente a Iosef en su cargo. Colocó en su dedo el anillo con el sello real, lo vistió con finas ropas de lino, le puso un collar de oro en el cuello, y lo ubicó en la carroza del virrey. le dio como esposa a Osnat bat Potifera, que tuvo más tarde dos hijos: Menashé y Efraim. Iosef comenzó a almacenar alimentos en las ciudades durante los años de abundancia y reunió tal cantidad que los registros perdieron significación y ya no fueron mantenidos.
Los años de abundancia habían concluido; ahora vendrían los de hambre, tal como lo había vaticinado Iosef. Este ordenó abrir todos los depósitos y vendió a los egipcios las provisiones almacenadas. Los países vecinos también sufrían hambre y sus habitantes recurrieron a Iosef para comprar alimentos.
La terrible escasez de Canaán impulsó a Iaakov a enviar a sus hijos a Egipto para comprar provisiones, pero hizo que el menor, Biniamin, se quedara en su hogar,por temor a que sufriera algún daño durante el viaje. Cuando los hijos de Iaakov llegaron, Iosef los reconoció de inmediato. Actuó con ellos como un extraño y no les reveló su identidad. Les habló rudamente y los acusó de ser espías. Ellos negaron la acusación con vehemencia y le dijeron que eran todos hermanos y habían ido sólo a comprar alimentos. Le explicaron a Iosef que pertenecían a una familia de doce hermanos, que uno de ellos había desaparecido y que el más joven se había quedado con su padre. "No, yo tengo razón", dijo Iosef. "Vosotros sois espías. Esta será vuestra prueba: Enviad a uno de vosotros y que traiga, de regreso, a vuestro hermano menor. Solo entonces sabré que estáis diciendo la verdad".
Iosef puso en prisión a todos los hermanos durante tres días. Después los liberó. Les informó, empero, que Shimon permanecería como rehén hasta que ellos retornaran con su hermano menor. Los hermanos se lamentaban ahora del trato que le habían dado a Iosef y atribuían esta terrible angustia al castigo Divino por el pecado que habían cometido. Ellos no sabían que Iosef comprendía su idioma, el hebreo, pues cuando habían conversado con él sus palabras habían sido traducidas al egipcio para que Iosef las "comprendiera". Cuando éste observó las expresiones de lamentación de sus hermanos, se alejó de ellos y lloró.
Luego regresó e hizo encarcelar a Shimón en presencia de ellos. Más tarde ordenó secretamente a sus sirvientes que llenaran con alimentos las vasijas de sus hermanos y que les devolvieran su dinero, poniéndolo dentro de las bolsas de cereales.
Cuando regresaban a su hogar, uno de los hermanos abrió la bolsa y encontró el dinero que había pagado por el alimento. Al no saber que Iosef había ordenado secretamente que se les devolviera el dinero, los hermanos temieron ser acusados de robo. Cuando regresaron a su hogar le relataron a Iaacov todo lo que había ocurrido y a medida que iban vaciando sus bolsas, cada uno de ellos encontraba su dinero entre los granos. Sin embargo, Iaakov se rehusó a permitir que Biniamin los acompañara a Egipto por temor a que le ocurriera una desgracia durante el viaje.
El hambre en Canaán era terrible. El alimento que habían traído de Egipto fue consumido en poco tiempo. Iehudá procuró calmar los temores de su padre ofreciéndole asumir la responsabilidad por la seguridad de Biniamin. Aunque a regañadientes, Iaakov aceptó permitir que su hijo menor fuera con ellos a Egipto.
Cuando los hermanos llegaron a aquel país, fueron escoltados hasta la casa de Iosef. Allí encontraron a Shimón y luego cenaron con Iosef. Este ordenó a su mayordomo que abasteciera a los hermanos de provisiones y que les devolviera nuevamente su dinero. También ordenó que su copa de plata fuera colocada en la bolsa de Biniamin. Los hermanos partieron en viaje de regreso, pero pronto fueron detenidos por el mayordomo de Iosef (enviado por él) , quien los acusó de ingratitud por haber robado la copa de plata de su amo. Ellos protestaron su inocencia y aceptaron que se los revisara. Cuando se encontró la copa en la bolsa de Biniamin, rasgaron sus vestimentas en señal de pesar y regresaron a la ciudad. Iehuda ofreció que él y sus hermanos fueran rehenes, pero Iosef rehusó detener a ninguno, salvo al ladrón. Biniamin, dijo , sería encarcelado, y el resto de los hermanos quedaba en libertad de regresar junto a su padre.
Lilmod ULelamed

GALEGO

Dous anos despois de que o mordomo principal fose liberado de prisión, o faraón tivo dous soños estraños. Nun viu sete vacas fracas que devoraban sete vacas ben alimentadas e que, no entanto, permanecían débiles. No outro viu sete espigas baleiras tragándose outras sete cheas de grans, as que, con todo, permanecían delgadas. O faraón estaba perturbado por estes soños e non se tranquilizou con ningunha das interpretacións ofrecidas polos seus conselleiros. Foi entón que o copeiro recordou a capacidade de Iosef para interpretar soños e faloulle dese talento ao faraón.
Iosef foi chamado inmediatamente a presenza do monarca de Exipto, quen lle informou que tivera uns soños que ninguén puidera interpretar satisfactoriamente, e que oíra que el era capaz de explicalos. Logo de declarar que non era coa súa propia sabedoría que interpreta os soños, senón que era D-s quen o facía a través del, Iosef dispúxose a escoitar ao faraón para satisfacer o seu pedido. Explicou que ambos os soños portaban o mesmo mensaxe de Hashem sobre o que O estaba a piques de facer. As sete vacas ben alimentadas e as sete espigas rebosantes de grans representaban sete anos de prosperidade económica para Exipto. As sete vacas fracas e as sete espigas baleiras de grans simbolizaban sete anos de grave depresión económica, cunha rigorosa fame negra, que seguirían aos anos de prosperidade. Os sete anos de fame serían tan asoladores que os bos anteriores serían esquecidos. Máis aínda, a duplicación desta mensaxe a través de dous soños significaba que o comezo da materialización de ambos os soños era inminente.
Iosef aconsellou ao faraón que nomease a unha persoa sabia para administrar a terra de Exipto. Os alimentos debían ser almacenados baixo o control do faraón durante os sete anos de abundancia para servir de sustento durante os anos de escaseza. A interpretación e o consello de Iosef foron aceptados polo soberano e todos os seus servidores. En consecuencia, o faraón elixiu inmediatamente ao propio Iosef para o cargo mencionado e á idade de trinta anos converteuno en vicerrei de Exipto.
O faraón instalou oficialmente a Iosef no seu cargo. Colocou no seu dedo o anel co selo real, vestiuno con finas roupas de liño, púxolle un colar de ouro no pescozo, e situouno na carroza do vicerrei. deulle como esposa a Osnat bat Potifera, que tivo máis tarde dous fillos: Menashé e Efraim. Iosef comezou a almacenar alimentos nas cidades durante os anos de abundancia e reuniu tal cantidade que os rexistros perderon significación e xa non foron mantidos.
Os anos de abundancia concluíran; agora virían os de fame, tal como vaticinouno Iosef. Este ordenou abrir todos os depósitos e vendeu aos exipcios as provisións almacenadas. Os países veciños tamén sufrían fame e os seus habitantes recorreron a Iosef para comprar alimentos.
A terrible escaseza de Canaán impulsou a Iaakov a enviar aos seus fillos a Exipto para comprar provisións, pero fixo que o menor, Biniamin, quedase no seu fogar,por temor a que sufrise algún dano durante a viaxe. Cando os fillos de Iaakov chegaron, Iosef recoñeceunos de inmediato. Actuou con eles como un estraño e non lles revelou a súa identidade. Faloulles rudamente e acusounos de ser espías. Eles negaron a acusación con vehemencia e dixéronlle que eran todos irmáns e foran só a comprar alimentos. Explicáronlle a Iosef que pertencían a unha familia de doce irmáns, que un deles desaparecera e que o máis novo quedouse co seu pai. "Non, eu teño razón", dixo Iosef. "Vós sodes espías. Esta será a vosa proba: Enviade a un de vós e que traia, de regreso, ao voso irmán menor. Só entón saberei que estades dicindo a verdade".
Iosef puxo en prisión a todos os irmáns durante tres días. Despois liberounos. Informoulles, emporiso, que Shimon permanecería como refén ata que eles retornasen co seu irmán menor. Os irmáns lamentábanse agora do trato que lle deron a Iosef e atribuían esta terrible angustia ao castigo Divino polo pecado que habían labor. Eles non sabían que Iosef comprendía o seu idioma, o hebreo, pois cando conversaran con el as súas palabras foran traducidas ao exipcio para que Iosef comprendéseas". Cando este observou as expresións de lamentación dos seus irmáns, afastouse deles e chorou.
Logo regresou e fixo encarcerar a Shimón en presenza deles. Máis tarde ordenou secretamente aos seus serventes que enchesen con alimentos as vasijas dos seus irmáns e que lles devolvesen o seu diñeiro, póndoo dentro das bolsas de cereais.
Cando regresaban ao seu fogar, un dos irmáns abriu a bolsa e atopou o diñeiro que pagara polo alimento. Ao non saber que Iosef ordenara secretamente que se lles devolvese o diñeiro, os irmáns temeron ser acusados de roubo. Cando regresaron ao seu fogar relatáronlle a Iaacov todo o que ocorrera e a medida que ían baleirando as súas bolsas, cada un deles atopaba o seu diñeiro entre os grans. Con todo, Iaakov se rehusó a permitir que Biniamin acompañáseos a Exipto por temor a que lle ocorrese unha desgraza durante a viaxe.
O fame en Canaán era terrible. O alimento que trouxeran de Exipto foi consumido en pouco tempo. Iehudá procurou acougar os temores do seu pai ofrecéndolle asumir a responsabilidade pola seguridade de Biniamin. Aínda que de mala gana, Iaakov aceptou permitir que o seu fillo menor fóra con eles a Exipto.
Cando os irmáns chegaron a aquel país, foron escoltados ata a casa de Iosef. Alí atoparon a Shimón e logo cearon con Iosef. Este ordenou ao seu mordomo que abastecese aos irmáns de provisións e que lles devolvese novamente o seu diñeiro. Tamén ordenou que a súa copa de prata fose colocada na bolsa de Biniamin. Os irmáns partiron en viaxe de regreso, pero pronto foron detidos polo mordomo de Iosef (enviado por el) , quen os acusou de ingratitud por roubar a copa de prata do seu amo. Eles protestaron a súa inocencia e aceptaron que llos revisase. Cando se atopou a copa na bolsa de Biniamin, rasgaron as súas vestimentas en sinal de pesar e regresaron á cidade. Iehuda ofreceu que el e os seus irmáns fosen reféns, pero Iosef rehusó deter a ningún, salvo ao ladrón. Biniamin, dixo , sería encarcerado, e o resto dos irmáns quedaba en liberdade de regresar xunto ao seu pai.


Lilmod ULelamed