viernes, 2 de noviembre de 2012

Vaiera (Genesis 18:1-22:24)






Mientras Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda esperando recibir visitantes y poder cumplir así la mitzvá de guemilat jesed, aparecieron tres individuos. Abraham corrió a darles la bienvenida y a agasajarlos en la forma más hospitalaria. Estos "visitantes" eran, en realidad, malajim (ángeles) enviados por Hashem para cumplir misiones especiales en este mundo. Uno de ellos le informó a Abraham que dentro de un año su esposa Sara daría a luz a un niño. Sara, que ya tenía casi noventa años de edad en ese momento, rió para sí al escuchar esta increíble noticia. Fue, entonces, reprendida por D-s por esta leve señal de duda. Ella debía haber creído de todo corazón en la promesa de Hashem. ¿Por qué era tan difícil de creer? ¿Hay acaso, algo que El no pueda hacer? Antes de irse, un segundo malaj cumplió su misión, curando a Abraham el dolor el malestar que le había producido la circuncisión).
Había llegado el momento de que el tercer ángel cumpliera su parte: la destrucción de Sedom y Amorá. Hashem decidió que sería impropio no informar a  Abraham de Su intención de destruir las dos ciudades. Cuando Abraham se enteró de esto, se despertó su rajmanut (misericordia) y se dirigió a D-s con una plegaria en favor de los habitantes de ambas ciudades, argumentando que los hombres justos no deberían ser destruidos junto con los malvados. Obtuvo, entonces, la promesa de Hashem de perdonar a la comunidad entera se si hallaran entre ellos por lo menos diez hombres rectos.
Dos malajim llegaron a Sdom. El primero, el mismo que había curado a Abraham, ya estaba allí para cumplir el resto de su misión y salvar a Lot y su familia. El segundo malaj estaba dispuesto a destruir la ciudad. Los dos malajim, que aún conservaban el aspecto de seres humanos, fueron saludados por Lot e invitados a alojarse en su casa. Cuando se difundió la noticia en la malvada ciudad de Sedom, todos los habitantes se reunieron alrededor de la casa de Lot. Los perversos hombres de la ciudad trataron de molestar a los visitantes y fueron castigados con ceguera por Hashem. Los malajim informaron entonces a Lot que D-s tenía la intención de destruir la ciudad. Lot titubeó ante la necesidad de abandonar Sdom; quería salvar su dinero. Sin perder un instante, los malajim lo tomaron a él, a su esposa y sus dos hijas, y los ubicaron fuera de la ciudad. Les advirtieron que no se dieran vuelta para mirar la destrucción de esa urbe. Ellos serían salvados sólo por el zejut (mérito) de Abraham y en consecuencia, no tenían derecho a observar el castigo de los demás. Se les advirtió, también, que no permanecieran en la planicie que rodeaba las ciudades. Lot rogó que se le permitiera quedarse en una pequeña ciudad, conocida más tarde como Tzóar. Hashem accedió al pedido y Lot y su familia hallaron refugio en ella. Luego Hashem derramó azufre y fuego sobre las ciudades de Sedom, Amorá y la planicie que las rodeaba. Toda el área fue destruida. La esposa de Lot desobedeció la advertencia de los malajaim: se dio vuelta para contemplar la destrucción y, como castigo, fue convertida en una estatua de sal.
Lot temía vivir en Tzóar debido a su proximidad a la destruida ciudad de Sdom. Se trasladó, entonces, a una cueva en el área montañosa cercana. Fue allí que sus hijas dieron a luz a los fundadores de las naciones de Amón y Moav.
Después de esta terrible catástrofe, Abraham viajó al Neguev (el sur de Eretz Israel), a la población de Guerar. Nuevamente tomó la precaución que había adoptado en Egipto, declarando que Sara era su hermana. Ella fue llevada al palacio de Avimélej, rey de Guerar, y toda la familia de éste fue castigada con una enfermedad. D-s se apareció a Avimilej en un sueño, le dijo que había cometido un pecado grave al llevar a Sara a su palacio y le advirtió que moriría si no la devolvía a su esposo. A la mañana siguiente, Avimelej la devolvió a Abraham, junto con valiosos presentes. Abraham oró por Avimelej y D-s curó a éste y a los miembros de su familia de la enfermedad que habían contraído.
Transcurrió un año y Hashem recordó a Sara, tal como había prometido. Ella dio a luz a un niño, al que Abraham llamó Itzjak, y lo hicieron circuncidar a los ocho días, tal como D-s le había ordenado. A medida que su hijo crecía, Sara sentía que Ishmael podía ejercer una influencia perniciosa sobre él, razón por la cual pidió a Abraham que alejara a Hagar e Ishmael. Abraham se sintió apenado por este pedido, pero Hashem se le apareció y le dijo que debía seguir el consejo de Sará. También le prometió que Ishmael sería padre de una gran nación. Abraham le dio a Hagar pan y agua y la alejó de su casa junto con Ishamel. La mujer y su hijo deambularon durante días por el desierto. Cuando parecía que se iban a morir de sed, apareció un malaj de Hashem y mostró milagrosamente a Hagar donde había agua, dándole seguridades acerca del futuro de su hijo. Ishamel creció en el desierto de Parán, donde se casó con una mujer egipcia.
Abraham fue un verdadero servidor de Hashem. En el curso de su vida, d-s lo había sometido a nueve pruebas difíciles para comprobar su lealtad. Abraham siempre había pasado con éxito esas pruebas; su sincera fidelidad y devoción a D-s le había permitido sortear todas las trampas puestas en su camino. Empero, la prueba número diez había sido la más difícil de todas. hashem ordenó a Abraham que tomara su único hijo, al que amaba tanto, el hijo de su vejez, Itzjak y lo ofrendara en sacrificio en una de las montañas de Moriá.
Abraham no titubeó ni por un instante. A la mañana siguiente se levantó temprano, hizo los arreglos necesarios, tomó a su hijo y partió hacia el lugar que le sería revelado por D-s. Al tercer día llegó a la montaña señalada. Abraham construyó el mizbeaj (altar), dispuso la madera y ató las manos y los pies de Itzjak. Luego lo ubicó en el mizbéaj, sobre la madera, y alzó el cuchillo dispuesto a sacrificar a su hijo, cuando repentinamente se oyó la voz celestial de un malaj exclamar "¡Abraham, Abraham!", e indicarle que no tocara ni hiciera daño a Itzjak. Ahora era evidente , a todas luces, que Abraham era verdaderamente temeroso de D-s y no había necesidad de sacrificar a Itzjak. Abraham encontró un carnero cuyo cuernos se habían enredado entre los arbustos, y lo sacrificó en lugar de Itzjak Hashem le prometió que por zejut (mérito) de su gran acción El lo bendeciría, sus hijos serían numerosos y sus descendientes heredarían las ciudades de sus enemigos.
Lilmod ULelamed

EN GALEGO

Mentres Abraham estaba sentado á entrada da súa tenda esperando recibir visitantes e poder cumprir así a mitzvá de guemilat jesed, apareceron tres individuos. Abraham correu a darlles a benvida e a agasallalos na forma máis hospitalaria. Estes "visitantes" eran, en realidade, malajim (anxos) enviados por Hashem para cumprir misións especiais neste mundo. Un deles informoulle a Abraham que dentro dun ano a súa esposa Sara daría a luz a un neno. Sara, que xa tiña case noventa anos de idade nese momento, riu para si ao escoitar esta incrible noticia. Foi, entón, reprendida por D-s por este leve sinal de dúbida. Ela debía crer de todo corazón na promesa de Hashem. Por que era tan difícil de crer? Hai seica, algo que O non poida facer? Antes de irse, un segundo malaj cumpriu a súa misión, curando a Abraham a dor o malestar que lle produciu a circuncisión).
chegara o momento de que o terceiro anxo cumprise o seu parte: a destrución de Sedom e Amorá. Hashem decidiu que sería impropio non informar a Abraham da súa intención de destruír as dúas cidades. Cando Abraham se decatou disto, espertouse o seu rajmanut (misericordia) e dirixiuse a D-s cunha pregaria en favor dos habitantes de ambas as cidades, argumentando que os homes xustos non deberían ser destruídos xunto cos malvados. Obtivo, entón, a promesa de Hashem de perdoar á comunidade enteira se se achasen entre eles polo menos dez homes rectos.
Dous malajim chegaron a Sdom. O primeiro, o mesmo que curara a Abraham, xa estaba alí para cumprir o resto da súa misión e salvar a Lot e a súa familia. O segundo malaj estaba disposto a destruír a cidade. Os dous malajim, que aínda conservaban o aspecto de seres humanos, foron saudados por Lot e invitados a aloxarse na súa casa. Cando se difundiu a noticia na malvada cidade de Sedom, todos os habitantes reuníronse ao redor da casa de Lot. Os perversos homes da cidade trataron de molestar aos visitantes e foron castigados con cegueira por Hashem. Os malajim informaron entón a Lot que D-s tiña a intención de destruír a cidade. Lot titubeó ante a necesidade de abandonar Sdom; quería salvar o seu diñeiro. Sen perder un instante, os malajim tomárono a el, á súa esposa e as súas dúas fillas, e situáronos fóra da cidade. Advertíronlles que non se desen volta para mirar a destrución desa urbe. Eles serían salvados só polo zejut (mérito) de Abraham e en consecuencia, non tiñan dereito a observar o castigo dos demais. Advertíuselles, tamén, que non permanecesen na planicie que rodeaba as cidades. Lot rogou que se lle permitise quedar nunha pequena cidade, coñecida máis tarde como Tzóar. Hashem accedeu ao pedido e Lot e a súa familia acharon refuxio nela. Logo Hashem derramou xofre e lume sobre as cidades de Sedom, Amorá e a planicie que as rodeaba. Toda a área foi destruída. A esposa de Lot desobedeceu a advertencia dos malajaim: deuse volta para contemplar a destrución e, como castigo, foi convertida nunha estatua de sal.
Lot temía vivir en Tzóar debido á súa proximidade á destruída cidade de Sdom. Trasladouse, entón, a unha cova na área montañosa próxima. Foi alí que as súas fillas deron a luz aos fundadores das nacións de Amón e Moav.
Logo desta terrible catástrofe, Abraham viaxou ao Neguev (o sur de Eretz Israel), á poboación de Guerar. Novamente tomou a precaución que adoptara en Exipto, declarando que Sara era a súa irmá. Ela foi levada ao palacio de Avimélej, rei de Guerar, e toda a familia deste foi castigada cunha enfermidade. D-s apareceuse a Avimilej nun soño, díxolle que cometera un pecado grave ao levar a Sara ao seu palacio e advertiulle que morrería se non a devolvía ao seu esposo. Á mañá seguinte, Avimelej devolveuna a Abraham, xunto con valiosos presentes. Abraham oró por Avimelej e D-s curou a este e aos membros da súa familia da enfermidade que contraeran.
Transcorreu un ano e Hashem recordou a Sara, tal como prometera. Ela deu a luz a un neno, ao que Abraham chamou Itzjak, e fixérono circuncidar aos oito días, tal como D-s ordenoulle. A medida que o seu fillo crecía, Sara sentía que Ishmael podía exercer unha influencia perniciosa sobre el, razón pola cal pediu a Abraham que afastase a Hagar e Ishmael. Abraham sentiuse apenado por este pedido, pero Hashem aparecéuselle e díxolle que debía seguir o consello de Sará. Tamén lle prometeu que Ishmael sería pai dunha gran nación. Abraham deulle a Hagar pan e auga e afastouna da súa casa xunto con Ishamel. A muller e o seu fillo deambularon durante días polo deserto. Cando parecía que se ían a morrer de sede, apareceu un malaj de Hashem e mostrou milagrosamente a Hagar onde había auga, dándolle seguridades achega do futuro do seu fillo. Ishamel creceu no deserto de Parán, onde casou cunha muller exipcia.
Abraham foi un verdadeiro servidor de Hashem. No curso da súa vida, d-s someteuno a nove probas difíciles para comprobar a súa lealdade. Abraham sempre pasara con éxito esas probas; a súa sincera fidelidade e devoción a D-s permitiulle sortear todas as trampas postas no seu camiño. Emporiso, próbaa número dez fora a máis difícil de todas. hashem ordenou a Abraham que tomase o seu único fillo, ao que amaba tanto, o fillo da súa vellez, Itzjak e o ofrendara en sacrificio nunha das montañas de Moriá.
Abraham non titubeó nin por un instante. Á mañá seguinte levantouse cedo, fixo os arranxos necesarios, tomou ao seu fillo e partiu cara ao lugar que lle sería revelado por D-s. Ao terceiro día chegou á montaña sinalada. Abraham construíu o mizbeaj (altar), dispuxo a madeira e atou as mans e os pés de Itzjak. Logo situouno no mizbéaj, sobre a madeira, e alzou o coitelo disposto a sacrificar ao seu fillo, cando repentinamente se oíu a voz celestial dun malaj exclamar "¡Abraham, Abraham!", e indicarlle que non tocase nin fixese dano a Itzjak. Agora era evidente , de xeito evidente, que Abraham era verdadeiramente medorento de D-s e non había necesidade de sacrificar a Itzjak. Abraham atopou un carneiro cuxo cornos enredar entre os arbustos, e sacrificouno en lugar de Itzjak Hashem prometeulle que por zejut (mérito) da súa gran acción O o bendiría, os seus fillos serían numerosos e os seus descendentes herdarían as cidades dos seus inimigos.
Lilmod ULelamed